CAPÍTULO 41: VENGANZA.

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Ni contando hasta el cien se me quita el maldito coraje, pero lo peor es que lo único que puede hacer fue acomodarme un poco para Matt no supiera que estoy aquí, por suerte funcionó porque después de que hablaron unos cuantos minutos él se fue, así que Jane me ayudó a salir pidiéndome disculpas.

-Sólo cállate... —bufé quitándole la servilleta para limpiar el helado que cayó en mi ropa mientras caminaba al auto, en cuanto ambas subimos a esté comencé a conducir hacia el departamento.

-Perdón...es que recordé la ropa que te di y olvidé que si tenías los tatuajes cubiertos. —dijo Jane después de unos minutos. —solo quería ayudar a que no los viera. —apreté mis manos con fuerza en el volante.

-Te dije que lo olvidarás...da igual, sólo quiero bañarme, te veo a las doce en el estacionamiento. —le dije en cuanto llegamos, bajé del auto caminando rápido al ascensor, cuando ella subió no dijo nada, así que salí de este sin despedirme y entré a mi departamento quitando mi ropa sucia. Me fui directo a la ducha para darme un baño, al terminar sequé mi cuerpo, me coloqué mi ropa interior limpia y me acosté quedándome dormida, no sin antes colocar la alarma en mi celular a las once de la noche.

Me desperté por el sonido de la alarma, me levanté apagando esta para después correr a cambiarme, me bañé hace rato así que no, no me bañaré de nuevo debemos ahorrar agua. En fin, me coloqué un pantalón negro al igual que una camisa de manga larga del mismo color, mis botines y mi chaqueta de cuero negra, revisé la hora, faltaban diez minutos para las doce así que saqué rápido el arma que tenía guardada debajo de mi cama para guardarla en un costado de mi botín izquierdo, bajé corriendo al estacionamiento encontrándome con Jane recargada en mi auto.

-¿Lista, Jane? —la miré sonriendo, quitándole el seguro al auto para ambas subir a esté y conduje hacia Queens, ya he corrido antes en esa zona, las apuestas son buenas, aunque con más riesgo de que llegue la policía.

-Y entonces... ¿Qué es lo que tengo que hacer? —miró a Jane de reojo sonriendo. —una parte de mí se siente emocionada, pero aun así me da miedo, no sé cómo puedes vivir con esto.

-Carlos siempre hace la carrera con una chica de copiloto, así que tú harás lo necesario para que él te lleve en su auto, después le dirás que a tres calles de la meta está un almacén abandonado, es un asco, está casi en ruinas, pero eso no importa, le dirás que quieres ir con él, obviamente tendrás que hacerle creer que quieres sexo, en cuanto estén dentro no olvides quitarle las llaves del auto, en cuanto lo hagas bajas para encargarme de lo demás. —en cuanto llegamos bajé del auto acercándome a los chicos. —Jane llegó tu hora, si haces esto por mí volveré a confiar en ti...Carlos es el id*ota que está encima del auto rojo, no te puede ver con nosotros o va a sospechar, así que sube un poco tu vestido de las piernas y Jane...por una vez en tu vida deja salir a esa zorra que tienes dentro, aquí nadie te conoce, ahora piérdete. —le di unas palmaditas en su espalda y al ver que se fue me giré hacia los chicos. —¿Ya está todo listo? —fruncí mi ceño mirando a Tato y le doy un puñetazo en el brazo. —no le estés mirando el culo a Jane, ¿no que te caía mal?

-No la miraba, estás loca...y si ya está todo listo. —dijo mirando hacia otro lado, pero pude notar el rubor en sus mejillas lo que me hizo reír y negué despacio guardando los cerillos que me dio Diablo mientras le pregunté que si dejo la gasolina en el almacén a lo que él solo contesta asintiendo.

-Claro y yo soy virgen. —le dije a Tato rodando mis ojos y busqué a Jane con la mirada...wow...me sorprende que estuviera tan rápido entre los brazos de Carlos. Sebas gritó para que los corredores tomarán sus puestos y sonreí al ver cómo Carlos subía a Jane de copiloto para después subir a su auto, Tato y yo nos fuimos al almacén corriendo en lo que Diablo se quedaba cerca del chico que cuida el dinero, sabemos que Carlos ganará por lo que cuidaremos el dinero por él.

Al recibir un mensaje de Sebas sonreí caminando a la parte trasera del almacén, obviamente para que Carlos no nos vea. No sé exactamente cuánto tardaron en llegar, pero no pasó mucho, así que me estiré un poco para poder ver por la ventana y sonreí mientras sacaba mi arma, al ver a Jane bajarse del auto entré al almacén quitándole las llaves y pidiéndole que se quedará afuera.

-Hola guapo, te aviso que la chica ya se fue, pero ve el lado bueno...yo estoy aquí. —le dije a Carlos en cuanto abrí la puerta del auto y reí al ver su cara de asombro. —tenemos que hablar, baja o te bajo. —moví la pistola enseñándosela y me alejé del auto mientras él baja.

-¿Qué es lo que quieres? —me dijo Carlos frunciendo su ceño en cuanto se acercó, por mi parte seguí caminando hasta estar casi en la puerta del almacén. — ¿a dónde crees que vas? ¿tu plan era dejarme sin sexo por una noche?

-Bueno, no vamos a perder el tiempo, sé que fuiste el culpable de que mi auto se hiciera mi*rda, así que el dinero que acabas de ganar es mío, llama a tu chico y dile que le entregue mi dinero a Diablo. —apunté con mi arma a su auto ya que Tato lo estaba llenándolo de gasolina.

-¿Qué? ¿Cómo supiste que fui yo? No joder, mi auto no, te daré todo el dinero, pero no se te ocurra hacer eso. —sonreí al ver su cara y cuando intentó moverse coloqué mi arma en su cabeza.

-No estaba segura, sin embargo, ahora sí. —presioné la punta de mi arma en su cabeza. —no te muevas...bien dicho, así me gusta...que sean obedientes. —reí mientras él sacaba su celular llamando a su amigo pidiéndole que le entreguen el dinero a Diablo, en cuanto colgó le quité el celular estrellándolo en el suelo. —ups...se me resbaló, que torpe soy.

Reí mientras Tato se acerca a nosotros dejando un camino con la gasolina y diciendo que el dinero ya está en manos de Diablo. Asentí sonriendo, entregándole la pistola a Tato, él sujetó con fuerza a Carlos apuntando con el arma en su cabeza mientras se lo llevaba más lejos del auto.

-¿En serio creíste que no te iba a cobrar lo de mi auto? —me acerqué a ellos mientras saco los cerillos y enciendo uno dejándolo caer en el camino de gasolina para después salir de la bodega dejando que el auto comience a incendiarse mientras el id*ota de Carlos me maldecía gritando c*mo loco. —no seas llorón, ten tus llaves. —reí tendiéndoselas en el suelo a unos cuantos metros de él. En cuanto vimos que Diablo se estacionó frente a nosotros subimos rápido al auto dejando al id*ota sólo y gritando. Diablo condujo hasta llegar a la bodega mientras todos reíamos menos Jane dudo que se pueda acostumbrar a esto.

En fin, al llegar a la bodega le pedí a Tato que llevará a Jane al departamento mientras yo me quedaba para contar el dinero y hacer un par de cosas más. Después de despedirme de ella entramos Diablo y yo a la oficina de la bodega.

MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora