¿ porqué tú? 2 [soukoku 💖]{ omegaverse }

1.-Porque no es suficiente

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'Dedicado a
🌷 chicaotaku57
🌷ElsaRivera02
Gracias por seguir la historia'
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Atsushi:

Llevo varios días estudiando junto a Akutakawa, el tiempo con él se ha vuelto muy importante, la convivencia más amena y cada día me sorprendo más de cada una de sus facetas. Es lindo y estricto a la vez.

Y no hay que olvidar lo guapo.

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Al principio Dazai-san se molestó y parecía no estar de acuerdo, pero ahora le ha dejado de tomar importancia y siempre está perdido entre sus pensamientos, hay ocasiones en las que sonríe sin razón aparente… Estoy seguro de que Ranpo-san sabe el porqué, pero solo me pidió algo… Ayuda para unir a Nakahara Chuuya con Dazai Osamu de una vez por todas.

No sé en qué puedo ayudar, y tampoco creo que esto sea correcto pues dañariamos a Alcott-san en el proceso, pero mi amigo dice que es momento de darles a entender lo que es el verdadero amor, el cual se niegan a aceptar.

—¿En qué piensas?— pregunta alguien a mi lado devolviendome a la realidad.

—En nada Akutakawa— respondo restándole importancia a la pregunta que hizo mi compañero; en este momento estamos en mi casa, estudiando en mi habitación, uno al lado de otro en una pequeña mesita.

—Llevas un rato perdido y sin reaccionar, ¿Qué es lo que no me quieres decir?— vuelve a insistir, aunque no creo que sea correcto hablarle sobre lo que estaba pensando.

No sé exactamente qué responder por lo que sin pensar demasiado contesto solo para evitar decir los pensamientos que de seguro no le gustarán.

—¿Qué dirías sí te dijera que pensaba en ti?—

—¿Qué?—

—¿Qué?— si seré idiota, además lo dije como si fuera lo más casual. ¡Tierra tragame!

Akutakawa no responde, aparta la mirada y cubre su boca con su mano.

—Me alegraría…— contesta después de un rato, tomándome por sorpresa y haciendo que me sonroje.

—¿Que dijiste?— pregunto en un susurro armandome de valor y queriendo comprobar lo que escuché.

—Nada… Ponte a trabajar sino quieres reprobar—

—tsk… solo arruinas el ambiente — susurro por lo bajo.

—¿Dijiste algo?— pregunta el pelinegro con el seño fruncido.

—¡Nada!— me apresuró a responder evitando su mirada y mal humor. Está clase de discusiones también se volvieron rutinarias, es como si nos estuviéramos insinuando, pero sin dejar nada en claro y podría verse como un juego, pero yo me lo estoy tomando encerio.