Capítulo 8

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Amadeo

Me gusta la luna. Es tranquila, con una luz fría que me hace sentir en calma.

Creo que es uno de los paisajes que más disfruto, no por el hecho de ser vampiro, si no que en la noche todo es muy tranquilo, silencioso y pacífico. O lo era hasta que al aborto de murciélago de Raziel se puso a cortar madera.

El sonar del hacha contra el tronco me da fastidió ¿No había otra hora? Cuando por fin pienso que termino escucho los pensamientos de cierta niña sobre mi hermano el sin camisa. No entiendo porque, pero al parecer soy un masoquista, así que me paro y camino hacia la ventana para encontrar a Raziel detrás de Atalía quitándole el collar. Me enfoco en él.

De verdad espero que Amadeo no me esté viendo porque este cuello es muy lindo y tentador. Vamos Angelito, con calma.

No me escuchas pero te informo que te estoy viendo.

Me desagrada que se exprese así de ella, Atalía es mucho más que un rostro bonito. Me pasó las manos por la cara ¿En qué coño estoy pensando?

Devuelvo mi vista a esos dos, Raziel le pone las manos en los hombros y ella por alguna razón cierra los ojos. Trato de darle privacidad, no tengo porque estar todo el día es su cabeza.

Esto no me gusta.

¿Me importa? No, no lo hace.

Y entonces sucede.

El hacha es rodeada por algún velo blanco y corta el tronco como si fuera mantequilla, finalmente, se queda suspendida en el aire.

Atalía celebra haberlo logrado y choca los cinco con Raziel.

Me alegro por ti, en vez de Galileo deberías decirle a Raziel que te entrene.

Tu cállate, al menos el intenta ayudarme.

¿Y quién dijo que yo no lo hago?

Por mucho que no quiera intento ayudarla, pero claro, eso ella no lo ve. Cuando Atalía se retira dejando a Raziel solo el susodicho voltea en dirección a mi ventana y me saluda con la mano. Le saco el dedo y me acuesto.

Intento enfocarme. Atalía es la destrucción, es una demonio. Por culpa de seres como ella perdí a mis padres y me volví uno de los sangre azules.

Respiro hondo. Mañana será otro día.

Atalía

Me despierto debido a las constantes caricias que hay en mi nariz.

Me arropó con la sábana hasta la cabeza — Puede que ustedes no necesiten dormir, pero mi cuerpito sí — Prácticamente gruño.

Reconozco la risa de Renjy — También necesitas entrenar, así que levanta tu culo si no quieres que traiga a Amadeo para que te levante.

— Trae a mi padre si te da la gana, pero yo tengo sueño — Murmuró acurrucándome.

— Bueno, tú lo pediste — Dice relajado y sale de la habitación.

Estoy acurrucándome en mi suave cama, entrando de nuevo al mundo del sueño, cuando la puerta se abre bruscamente.

— ¿En serio? Renjy fue a buscarme porque no te quieres levantar ¿Es en serio, Atalía? — Reconozco la voz de Amadeo.

— Tengo sueño, que ustedes sean unas personas que no duermen y siempre están activos es problema de ustedes, pero está rareza de la naturaleza necesita sus horas de sueño.

Heredera Del Infierno #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora