Capítulo 5

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Zaheera me intercepta en cuantos entro en el restaurante, queriendo saber los detalles de lo que ella supone, pasó en la habitación de Valentino.

- Zaheera, déjame trabajar – La aparto de mi camino con mi brazo. Ignorando su puchero y el gruñido que sale de su boca.

- Stephen no se enterará de que llegaste tarde. Y yo sé el por qué – Su voz chillona y acusatoria se escucha sobre las conversaciones de algunos de los clientes que almuerzan en el restaurante.

- ¿Y qué crees saber? – Me vuelvo para mirarla con la ceja levantada. Esperando su respuesta.

- A mí no me engañas con que solo dormiste como una princesa en su cama – La goma de mascar hace su triunfal aparición sobre los labios rosados de Zaheera en una enorme bomba, mientras su ceja imita a la mía.

- No te voy a contar lo que paso – Sonriendo, satisfecha por como la ha dejado esa noticia. Por poco, la goma de mascar se le cae de la boca.

Contengo una carcajada.

- Entonces si pasó algo – La goma de mascar vuelve a su cavidad bucal. No es pregunta. Lo confirma.

Solo le dedico una sonrisa triste. Por eso no quería hablar sobre lo que paso en esa habitación. Y Zaheera le está echando más leña al fuego.

- ¿Te hizo algo malo? Porque si es así, me ofrezco a cortarle las bolas al maldito cabrón ... - Alza el puño, amenazando a no sé quién.

- Te hice caso – Suelto, sin más. Está llamando la atención y Stephen escuchara porque he llegado tarde esta mañana al restaurante. Hará preguntas que no estoy dispuesta a contestar.

- Por querer sobrepasarte contigo ... ¿Qué hiciste qué? – Se interrumpe y abre los ojos, como siempre que le cuento algo acerca de Valentino.

Hago un gesto con la mano, indicándole que se acerque, ella está atendiendo una mesa a casi dos metros de mí.

No lo duda un segundo y corre hasta a mí.

Se tropieza con la silla que acaba de ser recorrida por uno de nuestros comensales.

- Lo siento – Zaheera se disculpa con el cliente que se ha levantado de la silla. El hombre tiene el ceño levemente fruncido.

Es alto, de cabellos castaños y rizos, moreno, una oscura barba cubriendo ligeramente la mitad de su cara, de espalda ancha, vestido de pantalones informales oscuros, camisa azul marino y un saco beige.

Solo puedo verle un lado de la cara.

- No se preocupe. ¿Usted está bien? – El hombre de identidad desconocida sostiene del brazo a Zaheera. Desde mi posición puedo ver perfectamente el rostro de mi amiga, quien observa al hombre frente a ella. No se mueve, ni siquiera parpadea, tampoco respira. Temo que pueda desmayarse.

Es como si el hombre que tiene delante de ella, la hubiera cautivado por completo.

Esta pérdida mirando cada rasgo del hombre que es misterioso solo para mí.

Sacude la cabeza de un lado a otro y le sonríe tímidamente.

- Estoy bien, gracias – Zaheera está nerviosa, totalmente inusual en ella. La reina de la vida loca y el libertinaje.

- Es un alivio que este bien, señorita – Suelta su brazo y comprueba que no se caiga sobre su trasero.

Zaheera titube unos segundos cuando el hombre da un paso hacia atrás, alejándose un poco de ella.

Parpadea un par de veces y se recompone.

Actuando indiferente, alisándose el delantal, murmurando un par de malas palabras.

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora