Capítulo 24

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Desperté por la mañana creyendo que todo había sido producto de un hermoso sueño, derivado de lo agotada que me sentía anoche.

Pero cuando miré mi mano y el brillante anillo estaba en mi dedo, supe de inmediato que todo había sido real.

Estaba comprometida con Valentino.

- ¿Te gusta? – Me sorprende envolviendo mi cintura por detrás, besando la coronilla de mi cabeza.

- Me encanta. Jamás me lo quitare – Levanta la mano para ver por milésima vez en el día el anillo en mi mano.

- ¿Quién hablo de que tienes que quitártelo? – Me giro aun envuelta en su fuerte brazo. Tiene el ceño levemente fruncido.

- Es un decir, Valentino. No es que realmente me lo quiera quitar. Es muy especial para mí. ¿Desde cuándo tenías este anillo? – Lo miro acusatoriamente.

- Desde tu cumpleaños –

- De eso son casi tres meses. –

- Creí que era demasiado pronto para darte el anillo. –

- Te tardaste bastante en dármelo. Es hermoso. Aun creo que es un sueño y cuando despierte, nada será como lo he deseado. –

- ¿Por qué lo dices? –

- Nunca me imaginé comprometida contigo. –

- ¿A sí? – Encarna una ceja, acariciando mi mejilla.

- Eras un demonio disfrazado de ángel – Enmarco su rostro con la punta de mi dedo.

- No sabía cómo era sentirse enamorado. Conoces mi pasado. Lo que le sucedió a mi madre, lo que mi padre le hizo para retenerla a su lado. El único amor que conocía era el de mi madre, pero eso fue hace bastante tiempo. Me refugie en las mujeres que me ofrecían placer. Por eso era tan indiferente y un imbécil contigo cunado te conocí. Te demostré mi amor de la única manera que conocía y con la que estaba familiarizado. Era igual que mi padre. –

- Basta. Se ha donde llegara esta conversación. Y no quiero enfadarme contigo después de anoche. Quiero disfrutar este momento tan importante a tu lado – Acuno su rostro entre mis manos.

- ¿En verdad me amas? –

- Con toda el alma, Valentino. –

- Eres aquella flor que florece y embellece mi vida, Ciara. –

Se inclina para besar mis labios. Envuelvo su cuello con los brazos acercándolo para profundizar nuestro beso.

- Tal vez no quieras tener esta conversación, pero es importante. –

- ¿Por qué siento que terminaremos discutiendo sobre esta conversación? – Me aparto de sus labios y lo miro colocando las manos sobre sus duros pectorales.

- No terminaremos discutiendo, Ciara – Ríe.

- Entonces habla. Porque ese tono que has usado conmigo, e ha puesto nerviosa – Muerdo mi labio inferior.

- Tranquila. He estado pensando durante varias semanas, cual es la mejor forma de adaptarnos en mi vida. Lejos del peligro. –

- ¿Qué quieres decir? – Junto el entrecejo.

- Estoy diciendo que vivamos en Catania. Nadie sabrá que estamos ahí. Ni siquiera Leandro. Podremos tener una vida tranquila – Frota mis brazos.

- ¿Mudarnos? –

- No podemos volver a la mansión en Nueva Jersey. Al menos por un tiempo. Leandro tiene hombres vigilando la mansión. –

- Yo ... mis amigos, son como mi familia, los restos de mis padres. Todo lo que me recuerda a ellos esta aquí en Nueva York. –

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora