Valentino
Mi humor empeoró al paso de los días. El hijo de puta de Leandro se había llevado a Ciara.
No había podido dormir en días porque la culpa no me dejaba respirar.
Era tan asfixiante que me era imposible acostarme en la cama que había compartido con Ciara por más de un año.
Desde el día en que Leandro secuestró a Ciara, no había entrado a nuestra habitación. No quería oler su perfume a rosas y mirar su ropa colgando en el armario.
Cerrar los ojos era una tortura, porque veía el rostro de Ciara con expresión de miedo y angustia.
Encontrar a Leandro no me había llevado a ningún lado.
No había rastro del cabrón de Leandro.
Me mataba lentamente pensar que ese hijo de puta le hubiese hecho algo salvajemente a mi flor. Me ponía enfermo.
Le cortaría las manos.
O su inservible pene.
Le dispararía pen la entre pierna haciéndolo pedazos cuando lo tuviese frente a mí.
No podía soportar un día más sin Ciara.
Por las mañanas iba a la cocina esperando ver su sexy cuerpo moviéndose de lado a otro preparando el desayuno con ayuda de Tara y Paige.
Y verla patalear porque ambas mujeres no dejarían que se esforzara demasiado preparando la comida. Siguiendo mis órdenes.
Encontrándome con sus preciosos ojos azules reprendiéndome en silencio.
He amado a esa sensual e increíble mujer desde que vestía ese ceñido uniforme color crema de camarera y su cabello castaño en una cola alta.
Sonriendo a cada cliente que se detenía a comer en el restaurante, demostrando su alma tan pura y su nobleza a este mundo tan jodido y lleno de hijos de puta como Leandro Fontana y yo.
Como otros cientos.
No merecía lo que le ese cabrón le estuviese haciendo.
Ciara, mi flor, merecía un hombre libre, que no pusiera en constante peligro su vida y la de sus hijos, como yo lo estaba haciendo.
Un hombre condenado a la muerte.
Me hace tanta falta que mis pensamientos han sido una jodida mierda porque no puedo pensar con claridad.
Ella y mi hijo no merecen a una escoria como lo soy yo. Que no era capaz de protegerlos.
Necesito a mi mujer.
Sin ella me siento perdido.
Ciara ha sido mi brújula, devolviéndole sentido a mi vida. Regresándome al lugar que una vez pertenecí. A ser amado.
No puedo perderla. No puedo perderlos.
Jessie la necesita mucho más que yo.
Tengo que encontrarla.
Ha sido difícil encontrar el rastro de Leandro en Catania.
Ese cabrón volvía a desaparecer.
Tal y como lo hizo hace un año.
Podrían estar más cerca de lo que podría pensar. O fuera de mi alcance. Dificultándome su búsqueda.
En un lugar lo bastante lejos y desconocido para mí y mis hombres.
Me llevo el vaso con wishky a los labios, el frio de los cubitos de hielo tocan mi húmeda y tibia boca.
Debe quemar mi piel, pero no siento absolutamente nada.
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Peligroso Deseo
RomanceCiara Dagger, una camarera. Lleva una vida complicada. Desde muy joven tuvo que trabajar para salir adelante. Lo poco que tiene, lo ha conseguido con mucho esfuerzo y dedicación. Tiene que ver por su única familia, la pequeña Jessie. Poniendo toda...