Capítulo 16

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Valentino

Ella no puede amarme.

Sus palabras se escuchan en mi cabeza como un eco interminable.

Cada respiración duele en el pecho como cuchillos atravesando ese músculo palpitante.

Si ella me ama, morirá como mi madre. La arrastraré al infierno. No puedo hacerle eso a una mujer que ha sido tan buena conmigo. Aunque no me merezca su cariño.

No sé lo que realmente siento por ella. Solo sé que es algo más profundo que una simple obsesión.

La necesito más que al mismo aire que respiro.

Se preocupa por mí cuando salgo de casa a ajustar cuentas con los imbéciles que se meten en mi territorio. Duerme en mi cama como si fuera la dueña de ese espacio.

Pero joder, ella es la dueña de todo mi puto espacio.

Pero no quiero perderla por la venganza de Leandro. Es la única mujer que realmente me ha importado desde mi madre.

Es la primera mujer que me hace querer volver a casa solo para verla feliz por tenerme devuelta, con vida.

Sus ojos azules me tienen bajo su dominio. Esos labios gordos y cálidos besando los mío y mi pecho desnudo cuando solo estamos en la cama disfrutando nuestros cuerpos saciados.

Sus increíbles y generosos senos chocando contra mi pecho cuando estoy dentro de ella. Entrando y saliendo, mirando su sonrojado y sudoroso rostro cuando está apunto de correrse. Me excito de solo recordar lo bien que se siente deslizarse en ella sin ninguna barrera a mi alrededor.

Tengo que sacarla de debajo de mi piel antes de que sea demasiado tarde. Antes de que sus sentimientos no le permitan alejarse para mantenerse a salvo.

De mí.

El barman rellena mi vaso con el líquido ambarino. No sé cuánto tiempo he estado sentado frente a la barra del club, bebiendo vaso tras vaso.

Necesito mucho más alcohol en mi sistema para que esté completamente borracho. No pienso volver a casa y ver su jodidamente hermoso rostro cubierto de cabellos castaños con su fragancia a flores impregnada en mi cama, viéndola dormir como el maldito ángel que es Ciara.

El whisky baja por mi garganta sin quemarme las entrañas. Tomo un largo trago del vaso hasta no dejar ni una sola gota en el fondo, bebiendo todo como si de agua se tratara.

La música resuena en todo el club, miro a mis chicas recorriendo todo el lugar en busca de buenos clientes.

Cuando una castaña aparece en mi campo de visión. Meneando las caderas de un lado a otro debajo de ese vestido rosa tan ajustado a su cuerpo. Provocando que las miradas masculinas se dirijan a ella. Parpadeo un par de veces para enfocar mi mirada en ese increíble cuerpo.

No puede ser ella.

El alcohol que he estado bebiendo me está haciendo alucinar. Ella se quedó en casa. Esperando escuchar las mismas palabras de mi boca.

Ella no sabe en donde me encuentro. Al menos que Adriano la trajera para buscarme en este lugar. Él es el único que sabe en dónde puedo estar.

Este no es sitio para una mujer como Ciara.

Se gira sobre sus altísimos tacones plateados, dejándome ver su rostro.

Maldita sea.

Dejo salir el aire que no sabía que estaba acumulando en los pulmones.

Me llevo una decepción. No se trata de Ciara.

Es Grace.

Una de mis chicas. Camina hasta donde me encuentro.

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora