Capítulo 9

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- ¿Por qué me pides enamorarme de ti, si después piensas dejarme ir? – Realmente estoy confundida.

- Porque te quiero en mi cama – Dice, sin más.

- ¿Lo haces para que me acueste contigo? – Ahora estoy más confundida que hace unos instantes.

- Sí – Es suficiente.

Su propuesta es totalmente descabellada.

No puede hacer que me enamore de él solo para tener acceso a mi cuerpo cada vez que a él se le plazca.

Me merezco esa libertad. Porque siempre la he tenido.

No soy su prisionera.

Él no me puede retener en contra de mi voluntad.

Recorro la silla hacia atrás, levantándome lentamente de ella. Su mirada puesta en mi rostro impasible.

Esperando una respuesta, un insulto o un golpe de mi parte, algo que me haya provocado sus ideas disparatadas.

Lo dejo ahí, sentado. Tan impresionado siguiéndome con la mirada hasta perderme dentro de la cocina.

Tara y otra chica pelinegra. Abby. La que supongo es la otra chica del servicio, dejan de guardar lo que sobro de la cena en el refrigerador al verme entrar a la cocina.

- ¿Se le ofrece alguna cosa ¿señorita Ciara? – ara coloca la charola en la encimera.

- Sí, Tara. Necesito un encendedor Abby inclina la cabeza hacia adelante.

Como si me temiera.

- Niña – Tara llama la atención de Abby.

- Perdón, Tara – Se lleva las manos al regazo y las entrelaza, jugueteando con ellas, aun con la cabeza gacha.

- Ella es la señorita Ciara. Es la invitada del señor De Luca – Tara me presenta ante la joven asustada.

- Un placer, señorita Ciara. Mi nombre es Abby y estoy para servirle – Hace una reverencia al presentarse.

Es como si estuviera frente a la realeza.

- Abby, ¿cierto? – Pregunto, incomoda por el trato que me está ofreciendo Abby.

- Si, señorita – Habla en un tono bajo, que apenas y logro escuchar. Levanta la cabeza inmediatamente.

- No tienes por qué inclinarte ante mí, ni mucho menos temerme – Me acerco a ella, sonriéndole amable. Coloco mi mano sobre su hombro.

Abby me mira con sus ojos avellanas y el temor a desaparecido.

- Disculpe usted, señorita Ciara. Abby es nueva en la mansión y aun no se acostumbra al señor Valentino - Por muchos años que Tara conozca a Valentino, no es normal su actitud explosiva con sus empleados.

- Yo no soy como él. Puedes mirarme a la cara sin sentir miedo. –

- Sí, señorita – Suelta sus manos suspirando aliviada.

También le temo a Valentino, pero es mejor enfrentarlo que tenerle miedo.

Puede usarlo en tu contra y hacerte daño.

Un daño irreparable.

- En mí puedes encontrar una amiga. Y ayudarte a perderle el miedo a Valentino. No debes dejar que se salga con la suya – Guiño un ojo, sonriendo.

- Como usted desee, señorita. Aquí tiene el encendedor que estaba buscando – Corre hasta el otro extremo de la cocina tomando el artefacto y me lo entrega, entusiasmada.

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora