Capítulo 19

6.3K 410 34
                                    

Cinco días después de la agonía e incertidumbre de no saber absolutamente nada de Leandro y Jessie, las noches en vigilia me cobraban factura.

Me pasaba la noche entera mirando a través de la ventana, tenía la esperanza de que Leandro apareciera ante la mansión devolviendo a Jess.

No ha tratado de comunicarse con Valentino. No ha enviado una nota, algo que me dijera que ella se encontraba bien y a salvo.

Es como si se los hubiese tragado la tierra.

Y no quería pensar lo que me temía. Que ella ya se encontraba lejos de mí.

Desde ese día en el despacho de Valentino, no volví a acercarme a él. Incluso, dormimos en habitaciones separadas.

Solo intercambiamos un par de palabras cuando nos sentamos uno frente al otro cuando tenemos que comer y decirme que todo seguía igual.

Aun no podían localizar a Leandro.

Por lo único que rezaba era que me devolvieran a Jessie sana y salva.

No pedía nada más.

Pero parecía que mis oraciones no eran escuchadas.

Hasta esta mañana, durante el almuerzo.

El sonido del teléfono de Valentino rompe por completo el silencio que reina en el enorme comedor.

Valentino mira la pantalla del teléfono.

Deja caer el tenedor aun lado del plato y toma el teléfono.

Debe ser importante.

- Es Leandro - Dice, levantando el rostro para mirarme.

El corazón da un vuelco dentro de mi pecho. La ansiedad recorre cada centímetro de mi piel, queriendo arrancar el teléfono de la mano de Valentino para contestar su llamada.

Me controlo, respirando profundamente, repitiéndome que Valentino sabrá que hacer con ese hombre.

Mi almuerzo, que está intacto, por mi falta de apetito. Sobresale del plato de porcelana pulcramente blanca, junto con los cubiertos de plata.

- Lo pondré en altavoz - Desliza su dedo sobre la pantalla atendiendo la llamada.

- Buonasera, Valentino - Su voz, se escucha más siniestra hablando en italiano.

Provocando que me estremezca contra la silla.

- Déjate de formalidades absurdas, Fontana. ¿Dónde tienes a la niña? -

- ¿Te preocupa la niña? - Una risa para profunda y gruesa, se escucha a través de la línea telefónica.

- ¿Dónde tienes a la niña? - Habla entre dientes, volviendo a formular la pregunta.

- Ay, la tengo conmigo, claro está. Ella está jugando por ahí. En mi casa. Parece no saber que quiero hacerte daño a través de ella. Fue demasiado fácil sacarla de tu mansión, llena de gente tan estúpida y con una pésima puntería - Otra risa acompaña la agitada respiración de Valentino.

- ¿Qué es lo que quieres? - Las fosas nasales de Valentino se abren y cierran.

- ¿Estás dispuesto a hacer un trato conmigo? - Parece sorprendido.

- Habla y déjate de estupideces. -

- A cambio, quiero tu imperio. La Cosa Nostra. Tus hombres serán míos. Te entregare a la niña. Y después te asesinare. -

- Tenemos un trato. Entrégame a la niña y todo será tuyo esta misma noche - Los ojos azules de Valentino encuentran los míos, tensando la mandíbula.

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora