Capítulo 18

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Palabras y sonidos distantes y distorsionados aturden mi cerebro. Provocando que mi cabeza duela un infierno.

Mi corazón a dejado de latir. De sentir. Doliendo a su vez. Sangrando como si hubiera sido apuñalado por cientos de cuchillas.

Incontrolables lágrimas empapan mis sonrojadas mejillas.

Si algo le sucede a Jess, no podre perdonármelo. Mis padres se sentirían muy decepcionados de mí. He sido irresponsable al descuidar a su hija por enamorarme de un hombre que es enemigo de la justicia. Creando enemigos solo por ser un criminal.

¿Qué pensaran mis padres si aún estuvieran con vida y conocieran a Valentino?

Me dirían que me alejara antes de que acabe conmigo.

Su atractivo y hermoso rostro fueron los que me cautivaron, sin ver más allá. Estaba tan cegada con el ser romántico y atento que se presentó ante de mí. El que me hizo anhelar tener un final feliz, arriesgar a mi hermana y mi corazón.

El que confeso amarme y protegerme.

El que escondía un pasado que me haría huir.

Valentino es el príncipe oscuro por llevar esa vida. Y no sabía que tan peligroso era estar en su mundo.

Hasta hoy.

- Se la llevaron por tu culpa – Murmuro, mirando a la nada. Valentino rodea mi cintura. Sosteniéndome para no caer por completo en los fríos adoquines que adornan la entrada a la mansión.

- Ciara, debes tranquilizarte. Los únicos culpables son Rebecca y Leandro. Ella por ir tras Leandro y hablarle de ustedes. Y Leandro que es un maldito imbécil que no admite que su hermana era un peligro para Ivana. –

- Cállate. No me interesa saber las razones por las cuales habló Rebecca. Creo que le es más leal a Leandro que a ti. Porque él le ofrece mucho más que tú. Que te has enamorado de una simple camarera. Me la arrebataron porque corrí detrás de ti. Creyendo nuevamente en que realmente me amabas – Sueno fría - Te odio por traernos a tu castillo. Donde siempre he sido infeliz. Dos meses en donde he sufrido más que en los seis años que he vivido sin mis padres – Aprieto los dientes, encontrándome con el azul de sus ojos.

Una oscuridad se apodera de ellos. Volviéndolos opacos. Sombríos.

Su mandíbula se tensa. El rojo intenso se extiende por su rostro. Mostrando el dolor y la rabia.

Suelta mi cuerpo, haciendo que mi trasero caiga sobre mis talones.

Siento que se aleja poco a poco. Lo he perdido esta noche.

- No se puede odiar a la persona a la cual amas. Entiendo que estés dolida, pero no tienes que desquitar dolor conmigo. –

- ¡No entiendes una mierda, Valentino! ¡He cuidado de esa niña como si fuera mi hija! – Entierro el rostro en mis manos, cubriendo mis sollozos – La he protegido, la he amado como mis padres la hubieran amado. Dándole lo mejor que puedo con un empleo que no me permite llegar a fin de mes, como para que un maldito hijo de puta desalmado me la arrebate por una venganza entre mafias para ganar poder y volverse asquerosamente millonarios – El fuego arde en mis venas.

Convirtiendo mi cuerpo en un volcán en erupción. Escupiendo las palabras sin darme cuenta, como lava. Destruyendo todo a su paso.

- Les he fallado a mis padres. Prometí en su lecho de muerte que daría mi vida cuando viera en peligro la de Jess – Digo más para mí misma que para Valentino - Y luego apareciste en mi vida. Tú me la arrebataste – Trato de alcanzarlo para estrellar mis puños en su pecho.

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora