Valentino
Se veía abatida.
Su rostro se volvió sombrío, reflejando una inmensa tristeza.
Intentó no mirarme lo que restaba del camino al hospital
Estaba lastimada y herida, no solo por los golpes, los cortes en su piel y la herida sangrante a un costado de su vientre, si no por su corazón roto.
Igual de roto que él mío.
Ella ha decidido irse y llevarse a nuestro hijo a un lugar más seguro.
No puedo oponerme, ni retenerla a mi lado si no se siente segura y protegida conmigo.
Sus parpados cansados me indican que ha perdido demasiada sangre y aún estamos demasiado lejos del hospital.
- ¿Ciara? – Sus ojos se cierran repentinamente – No, no, no. Ciara, despierta. –
La subo en mi regazo, presionando la herida evitando que siga perdiendo más sangre.
No responde como debería.
Esto no está bien. Necesitamos llegar al hospital lo antes posible.
Me necesita a su lado.
Y no puedo dejar de amarla.
Tengo que cuidar de ella.
Ciara es el aire que respiro.
- Valentino. –
- Tranquila, preciosa. Todo estará bien. –
- ¿Ya no estas enojado conmigo? –
- ¿Por qué iba a estarlo? Si eres la mujer más hermosa de este mundo. –
- ¿Me dejaras ir? –
- Jamás, il mio fiore. –
- Te amo, Valentino. –
- También te amo, Ciara. –
- ¿Amaras a nuestro hijo? –
- Lo amaré con mi corazón, Ciara, tanto como te amo a ti y como amo a Jessie. Solo no me dejes. Y mantente despierta. –
- Nunca te dejaría, estaba triste porque no me mirabas como lo hacían antes. Con amor. –
- Yo siempre te veo con amor, Ciara. Sin importar que en estos momentos tu rostro no sea el mismo al que vi hace un año y del cual me enamore perdidamente. –
- Nuestro hijo va a nacer y no hemos buscado un nombre para él. –
- Eso no importa ahora, tendremos tiempo para pensar un nombre para nuestro hijo. Ahora solo tienes que resistir un poco más. Ya estamos cerca. –
- Quiero dormir. ¿Puedes cantar algo para mí? –
- No, Ciara. No puedes dormir. –
Llegamos al hospital y Ciara seguía inconsciente.
Las enfermeras me preguntaron qué era lo que había sucedido. Después de hacer una evaluación rápida de la situación. Se la llevaron a la sala de urgencias para que pudieran suturar la herida, hacer una trasfusión de sangre y practicarle una cesárea para no perder más tiempo y fuera demasiado tarde.
Y solo pude ver su rostro pálido y sus ojos cerrados cuando desapareció detrás de las puertas del hospital.
Debía esperar noticias sobre los dos porque no podía ir con ella.
Solo tenía que ser paciente para volver a verla y juntos, poder conocer a nuestro hijo.
ESTÁS LEYENDO
Peligroso Deseo
RomanceCiara Dagger, una camarera. Lleva una vida complicada. Desde muy joven tuvo que trabajar para salir adelante. Lo poco que tiene, lo ha conseguido con mucho esfuerzo y dedicación. Tiene que ver por su única familia, la pequeña Jessie. Poniendo toda...