Capítulo 28

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Poco a poco, la habitación de nuestro hijo estaba terminada. Solo faltaban algunos detalles para que estuviese lista para recibirlo el día de su nacimiento.

Siempre que salía con Adriano para recoger a Jessie a la escuela. Le pedía que me llevara a las tiendas de bebés y volvía a casa con una bolsa lleva de ropa para nuestro hijo.

Colocando las cosas en el armario, llena de ilusión esperando a tenerlo en brazos.

Desde hace tres meses, la ginecóloga nos reveló que el bebé será un niño.

Y crece día a día.

He llevado un embarazo saludable y sin complicaciones.

Valentino consideró lo importante que es Adriano para mi seguridad y no tuvo más opción que devolverle el empleo.

Porque sabe lo necesario que es Adriano para mi protección y cuidado cuando estoy fuera de casa.

Adriano siempre está cerca y constante vigilancia.

Aunque Leandro sigue sin aparecer.

Han pasado catorce meses sin saber absolutamente nada de él.

A estas alturas, pienso que está muerto. Y ya no debemos preocuparnos de que venga por nosotros.

Cepillo mi cabello, desenredándolo para peinarlo en una media cola.

Ato mi cabello mirando mi reflejo en el espejo del tocador.

Veo a Valentino intentando hacer el nudo a su corbata gris plateada. Pero fracasa, arrugando la delicada tela de seda.

Lo escucho soltar un gruñido de frustración.

Contengo una risita.

- ¿Necesitas ayuda? – Levanta la mirada para mirarme.

- ¿Lo harías por mí? –

- Lo haré por ti – Sonrío dejando el cepillo sobre el mueble. Levantándome del banco. Acercándome a Valentino - ¿Saldrás? – Miro su hermoso rostro mientras le hago el nudo de la corbata.

- Tengo que atar unos cabos sueltos, amore – Mis manos se detienen al escucharle decirme un alago tan dulce y romántico. Totalmente diferente.

- ¿Qué sucede? ¿Dije algo malo? – Se inclina para quedar a la altura de mi rostro.

Sus manos acunan mis mejillas.

Cierro la boca, aun aturdida.

- Es solo que nunca me has llamado con otro apodo que no fuese mi flor. –

- ¿No te gusta? –

- Me encanta. Y me emociona que poco a poco voy comprendiendo y dominando el italiano. Son palabras sencillas, pero estoy aprendiendo – Guiño un ojo – Ya está – Paso mi mano sobre la corbata, eliminando las pequeñas arrugas.

- A ti te queda perfecto. Odio las corbatas y los moños. Me estrangulan. –

- Te vez demasiado sexy con traje y esas corbatas y moños que tanto odias, te hacen lucir irresistiblemente caliente – Me levanto sobre las puntas de los pies para alcanzar su barbilla y besarla.

- Volveré tarde a casa. Si tienes que salir, que Adriano te acompañe en todo momento. –

- Adriano se ha vuelto mi sombra. No tienes de que preocuparte. Al parecer ese hombre daría su vida por mí. –

- Le agradas. –

- Eso lo parecía cuando me llevaste a vivir a la mansión. Pero también le he tomado cariño. Es un hombre intimidante, pero en el fondo es muy sensible y quiere verte feliz. Y creo que la fuente de tu felicidad, somos Jessie, el bebé y yo. –

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora