Capítulo 24

31 2 0
                                    

[ Red ]

Dormir hasta el otro día es la mejor solución a una resaca infernal. Pero no sólo hasta el otro día, sino hasta la tarde siguiente. Y es que fue posible ya que debía hacer mi trabajo recién a la noche.

Un baño es el santo remedio a mi espantosa imagen. Una botella entera de agua, la resurrección de mi hígado. Y una taza caliente de té, mi reconstrucción completa.

Sentada en la pequeña mesa del patio, termino mi infusión.

La conversación de anoche vuelve a mi mente una y otra vez, recordando sus reacciones ante mis comentarios un poco fuera de lugar. Me divertí jugando con él, aunque terminé perdiendo con su última jugada. Mis mejillas se sonrojaron, y mi rostro empapado de vergüenza rogaba por perderse en ese instante debajo de la tierra misma.

El idiota de Nick había gritado a los cincos vientos que intente no follarmelo, y ebria pensé que sería si Zane hubiera escuchado tal cosa. No me importó, hasta que de su boca salió esa maldita pregunta. Rogaba porque mágicamente lleguen alienígenas para abducirme en ese momento, o tal vez desmayarme para perderme de la terrible vergüenza, pero nada de eso sucedió. Se rió de mí, y sin respuesta a cambio se fue a dormir.

–Voy a matarlo–. Pienso, recordando lo mala influencia que puede llegar a ser Nicholas Mikaelson.

–¡Ey!–. Su voz suena a mis espaldas.

Todavía con la misma picardía de anoche, y resentida por haberme humillado de esa manera, decido vengarme.

–Zane –llamo a su nombre con mi tono frío y seco.

Escucho sus pasos acercarse detrás de mí, hasta sentirlo a mi lado. Volteo para encontrarme con su mirada. Sujeta una taza, supongo que bebiendo su té verde.

–¿Dormiste bien? –pregunta intentando descifrar mi actitud, tanteando el terreno de nuestra relación.

–Bien, supongo–. Me encojo de hombros, y volteo otra vez mi mirada ignorándolo por completo.

–¿Todo en orden?

–¿Qué quieres Zane?–. Suspiro pesadamente, fingiendo que su presencia molesta.

–Sólo quería saber si estabas bien.

–¿No entendiste cuando te dije que sólo hablaremos para trabajar?

Confundido, inclina su cabeza, negándose a pensar que no recuerdo nada de anoche.

–Lo siento, pensé que...

–¿Qué? ¿Qué pensaste? –interrumpo sus palabras.

–Nada. Creí... anoche.... que... –titubea–. Nada, perdón.

Voltea un poco decepcionado para marcharse, pero mi risa no puede ser contenida por mucho más tiempo y termino por estallar. Más confundido que en un principio, voltea a observarme.

–Nada. Creí... que.... anoche... nada –lo imito, burlándome de su rostro–. Por favor, fue muy gracioso.

–¿Qué?

–¿Pensaste que no recordaba nada?

–Fue una broma.

–Fue una broma idiota–. Molesto, niega con la cabeza y vuelve a acercarse a mí. –Dormí bien, gracias por preguntar.

–Dormiste todo el día, obviamente ibas a dormir bien.

–Pero me levanté a tiempo ¿no?

–A tiempo para cenar.

Encubiertos || TERMINADA || [ +18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora