Capítulo 13

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[ Ryan ]

No había planificado nada de lo que sucedió.

Su inocencia en el encubrimiento y la venta de droga fue comprobada. Por los cargos de portación de armas y alcohol positivo, una buena y generosa fianza podía solucionarlo tranquilamente, pero con un poco de influencia transformé la situación en algo imposible de liberarse, todo para que sea a nuestro favor.

Cómo si estuviera soñando, ella está ahí, de pie, detrás de las rejas, con sus muñecas esposadas y con su rostro totalmente confundido.

Una mujer difícil de localizar, imposible de atrapar.

Sobrevivió sola por años a todo tipo de mafiosos y narcotraficantes. ¿Quién diría que caería por una simple desconocida?

Jamás me acostumbré a verla descuidada o desarreglada. Recuerdo que todo lo que lucía su cuerpo le quedaba increíblemente perfecto. Y aunque se tratara de la ex de mi mejor amigo, debo admitir que también estaba perdido por ella, en su tiempo era mi amor imposible, hasta que Zane se la robó.

Pateo el trasero de Nick hacia dentro de la sala. Él entra, sonriente y espléndido como de costumbre.

Su ceño fruncido se relaja de repente, no entiende cómo Nick terminó aquí, o tal vez se pregunta cómo se enteró, pero la fiel imagen de pánico puedo verla contemplada en su rostro, cuando dando un paso hacia adelante, aparezco en la puerta de la sala interrogatoria.

Su piel se empalidece de repente. Soy el sinónimo claro, el fiel recuerdo de algo inconcluso y doloroso en su pasado; Zane.

Puedo entender su terror, sus ganas de huir de aquí.

Su cuerpo, a pesar de estar un poco inmovilizado, sabe de antemano que algo raro se acerca y que no es nada favorable para su situación. Sus piernas empiezan a empujar hacia atrás, retrocediendo a toda costa, decidida a pasar por encima del guardia que la sostiene si es necesario para alejarse de mí. Sus manos sujetadas se mueven de un lado a otro, acompañando los movimientos de su cuerpo, mientras sus ojos celestes están abiertos como enormes faroles, sin poder creer lo que tiene delante suyo, justo detrás de las rejas.

Si reacciona así con tan sólo ver al enviado del diablo, entonces no me imagino lo que hubiera sido si aparecía directamente él.

El guardia, endureciendo su cuerpo ante su forcejeo bruto, recurre al gran bastón negro que su otra mano sostiene para terminar con el alboroto. De un golpe seco, estrella el bastón en la parte trasera de su rodilla, obligando a su pierna a flexionarse y amenazar a su cuerpo con caer al suelo.

Sus quejidos son altos y puedo escucharlos hasta aquí. A pesar de la distancia, puedo notar el aspecto de su cuerpo. Se ve débil, cansado.

Recibe otro golpe fuerte en su espalda baja, y cuando el guardia vuelve a levantar su brazo para estrellar otra vez el bastón en su estómago, mi voz lo detiene por completo. –¡Suficiente!–. Ambos, sorprendidos por mi voz, se detienen a observar a mi dirección. –Sin más golpes por favor.

Más confundida que al principio, cede y deja de luchar por querer escapar. El guardia endereza su cuerpo y la obliga a caminar hacía aquí.

El rugido de los rulemanes moviéndose es lo único que se escucha a nuestro alrededor. Las rejas corredizas se abren, rompiendo la enorme brecha que dividía nuestros cuerpos, y junto con ellas, los pies de Red avanzan hacia nosotros.

Trago saliva, mientras respiro profundo buscando en algún sitio de mi cuerpo un poco de valentía.

Estoy nervioso. No es cómo si se tratara de una criminal muy temida, pero la conozco y me aterra más el deber de convencerla que de enfrentarla.

Encubiertos || TERMINADA || [ +18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora