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Epílogo - Capítulo 63

[ Red ]

9 meses después.

Día de acción de gracias.

Disfruto del silencio. Disfruto del sonido de la naturaleza, los árboles moviéndose, el viento silbando, los pájaros cantando. Disfruto de un café silencioso, de un almuerzo en paz. Mayormente disfruto de la tranquilidad, pero últimamente es lo único que está faltándome.

El sonido de pequeños pies correteando por toda la casa no era algo familiar para mí, pero se hicieron habituales. Los gritos constantes, las risas sinceras y honestas, los llantos de caprichos. Todo lo que pensé que jamás soportaría, hoy adornan las paredes a mi alrededor.

Qué locura cómo las cosas pueden cambiar ¿no?

El gran jardín es lo que más disfruto de nuestra nueva casa. Será porque el color verde es algo relajante de observar, sin mencionar el gran oxígeno que las plantas y los árboles a nuestro alrededor proporcionan al medio ambiente. O será porque su gran extensión nos permitió concretar uno de nuestros primeros planes: un lindo y reconfortante porche. Ama levantarse temprano y ver el amanecer. Yo adoro tomar mi café en un lugar que me permita pensar en paz. Definitivamente estábamos de acuerdo y lo hicimos.

Pero, aunque, cómo anteriormente les mencioné, el silencio no se hiciera presente últimamente, también me gusta disfrutar de sus risas.

Sentada en mi sofá, los observo a la distancia. Ambos ríen y la pasan bien juntos. Se entienden, y esa conexión especial que tienen entre ellos puede notarse a kilómetros de distancia. Si bien conmigo también se divierte, con él es algo muy distinto. Pero es normal que entre dos hombres se entiendan mejor, más sabiendo que yo no me tiraré al suelo a jugar con autitos y camiones. Salvo si se tratan de autitos reales, ahí sí que seré la primera en participar.

Mi rol es el más difícil, digamos que soy la mala de la película la mayor parte de las veces, pero cómo siempre, me gusta tener el control.

Si debo ser honesta, alguna vez imaginé a Zane cómo papá. Después de la locura que viví cuando lo conocí y me enteré de sus planes para su vida, consideré tener una familia a pesar de mis pensamientos al respecto. Sabía que él sería el indicado, siempre lo sospeché. Y cuando se trata de familia, ambos tenemos muchas historias desastrosas que contar, por lo que tenía miedo de lo que pudiera llegar a surgir. Pero luego de vivir estos últimos meses a su lado, y ver desenvolverse con Marc entendí, ¿qué mejores personas para ser padres que unas que sufrieron de pequeños y desean con todo su ser jamás volver a repetir la historia? Ahí fue cuando supe que la única persona que desearía que fuera padre de mis hijos, estaba delante de mis ojos. La persona que me escuchó y me entendió desde el comienzo, y no sólo no me juzgó, si no que me acompañó en cada paso que di. Abrazó mi pasado, curó mis heridas, contuvo mi presente y alimenta mi futuro.

–¡Y PUF! ¡Explotó todo! –grita Marc.