Capítulo 54

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[ Red ]

–¿Dos personas en una sola? Eso no puede ser posible–. El estúpido rostro de Marco finge estar sorprendido.

–O sí... –propone Russo. Sonríe maliciosamente, presumiendo aquella venganza que jamás pudo llevarse a cabo, pero que hoy al fin se hará realidad–. Puede ser posible si se trata de una impostora y mentirosa de primer nivel.

–No tengo idea de lo que están hablando–. A pesar de todo, sigo negando lo que en verdad ya es muy obvio.

–¡Ay vamos, por favor! ¿En serio seguirás fingiendo que no sabes nada de lo que hablamos?

–No estoy fingiendo nada –firme ante mis ideales.

En mi mente miles de ideas trabajan a la misma vez, procesando la adecuada. Sus palabras resuenan en mí, pero además de estar concentrada en su conversación, no puedo evitar pensar, ¿qué carajos sucedió? ¿cómo carajos me encontraron? ¿y por qué ellos están aquí y Zane no? Cuando él era el encargado de mantenerlos vigilados.

Considerando que sucedió algo en el camino que evitó que Zane los siga de cerca, en teoría deberían estar buscándolos ahora mismo, o por lo menos, intentar saber dónde me encuentro, pero el silencio en el pinganillo es lo que más me asusta.

–Supe quién me engaño apenas vi los videos escapando de la ciudad con tu maldita cara en ellos–. Las palabras de Marco me devuelven otra vez.

–Puedes ser muy buena actriz, y esos hermosos ojos juegan a tu favor, pero lamento decirte que una cara bonita no basta cuando eres realmente estúpida.

–¿En serio pensaste que podrías engañarnos y salirte con la tuya?

–Bueno, al parecer no soy tan estúpida al considerar que sí los engañé–. Intervengo, cansada de sus estupideces machistas.

–Quiero verte reír de la misma manera cuando no tengas más salida e implores que nos detengamos–. El brillo oscuro en la mirada de Russo es muy distinto al que me encontré aquella vez en su despacho.

–No dejaré que se salgan con la suya.

–Al parecer mucho no puedes hacer desde un elevador querida–. Comenta con un tono de voz tan sarcástico, que amenaza a la vena de mi cuello con explotar y matar a estos dos imbéciles.

Pero no crean que no lo pensé; sacar mi arma en el segundo que ellos aparecieron. Lástima que dos personas armadas contra uno nunca es un buen camino para salir sana y salva de aquí. Soy buena apuntando, pero no voy a subestimar sus capacidades.

–Veamos a dónde se dirigía nuestra querida invitada de honor–. Marco voltea para observar cómo los botones delatan mi destino. –Último piso, interesante...

–¿No es justo dónde necesitamos llevarla?

–¿Nosotros llevarla? Ella sólo querrá dirigirse hasta allí–. Sonríe, clavando sus repugnantes ojos en los míos. –¿Verdad McKenzie?

Mantengo firme la mirada, pensando cómo carajos liberarme de estos dos animales.

Sin decir más, ambos voltean dándome la espalda. El silencio a nuestro alrededor es escalofriante. Ni siquiera la música del evento se oye hasta aquí, y el sonido del elevador descendiendo produce más nervios de los existentes en mi cuerpo, actuando cómo esas típicas canciones de momento de suspenso que alteran más.

El número en la pequeña pantalla superior disminuye, y cada vez parece ir más rápido. El tiempo se acaba y la manera de salir de aquí no aparece.

De repente, un sonido en mi audífono me sobresalta, pero disimulando la sorpresa intento mantenerme seria.

–¡Red!–. La voz de Zane aparece al fin, regalándole alivio a mi cuerpo, quién ante esta crisis volvió a considerar las advertencias de Nick. –¡Red! ¿Dónde carajos estás?

Encubiertos || TERMINADA || [ +18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora