Los días pasaban y ellos parecían haber convertido a aquel hospital en su casa. La rutina diaria los obligaba a levantarse y correr a sus fríos y tristes pasillos, esperando a que por fin, les den la buena noticia.
O la mala.
Harry se instalaba al lado del resto de la familia, provocando que las sospechas se levanten. Lottie no podía parar de pensar en la insinuación que le había hecho el hombre, y debía admitir que tenía algo de razón. El rizado no se apartaba de su hermano, aún cuando todo no era más que un sin fin de horas de aburrimiento. Lo veía perderse en los ojos de Louis y rápidamente entrar en una especie de trance, del cual no salía hasta descubrir que ella lo estaba mirando. Era obvio que le gustaba, lo único que le faltaba descubrir era si él sentía lo mismo. Delante de su familia, el ojiazul parecía tener mucho más autocontrol.
El rizado madrugaba como nunca antes, para despejarse bien antes de ir y plantarse en el hospital. Iban cinco días en los que nada pasaba. Los informes seguían iguales: sufría un trauma grave. Los hematomas en su cuerpo eran horripilantes, o eso era lo que Louis decía. Estaba conectado a un respirador, porque aún no podía respirar solo. A esa altura, ya todos habían entrado a ver al paciente menos Harry, quién se había negado profundamente. Tenía dos razones: una, sería algo invasivo de su parte, ni siquiera era familiar. Dos (y obviamente no la más importante) le daban miedo esas cosas, las heridas y todo lo relacionado. Sufría de mucha impresión hasta al ver un pequeño raspón, no se quería imaginar al ver a alguien en el estado del padre de los Tomlinson. Tampoco soportaría la verguenza al desmayarse en frente de Louis.
-Ten Harry.
El ojiazul le pasó una bolsa con galletitas que acababa de comprar. Eran alrededor de las once de la mañana y la sala de espera estaba bastante llena. Niños que lloraban, adultos que impacientes esperaban y médicos que corrían de acá para allá. Las gemelas habían encontrado a un par de niñas para jugar, Lottie se había ido a buscar un par de cosas a la casa y Johannah estaba de nuevo junto a su ex esposo. Harry ya había tenido la oportunidad de conocerla y le había parecido la mujer más amable del planeta, y no solo con él, sino que también con Louis. Cada vez apoyaba menos la decisión que había tomado el muchacho, simplemente no la entendía, pero tampoco era quién para juzgar. Tenía en claro que tampoco él era la persona más razonable del planeta. Ella lo había saludado con mucha coordialidad y a su hijo dado un cálido abrazo, dejando escapar algunas lágrimas. Se veía que lo había extrañado mucho.
No había hecho ninguna pregunta con respecto a su relación, por lo que ambos estaban muy agradecidos.
Harry y Louis, ambos sentados en el suelo del helado piso, recostados contra la pared y mirando a la nada. El rizado tomó el paquete que el otro le estaba ofreciendo. Intentó comer de la forma más civilizada posible, la verdad era que se estaba muriendo de hambre.
-Gracias por estar aquí Harry- le dijo Louis-. Se que quería mantener distancia conmigo por un tiempo, pero sin embargo has estado acompañándome todos estos días. En verdad, gracias.
Se lo dijo mirándolo fijamente, pero sin poder encontrar el verde de su receptor. Harry miraba al frente, mientras que Louis había girado el cuello para poder verlo directamente a él.
-No es nada- respondió.
-No, sí es. Significa mucho para mí- puso su mano de forma tímida por sobre su muslo, Harry se estremeció bajo su tacto-. Lo siento- se apresuró a decir, retirándola de forma torpe y avergonzada.
Se quedaron en silencio por unos minutos, ambos teniendo mil cosas que querer decir, pero sus bocas negándose a cooperar. Louis movía sus pies con nerviosismo, rotándolos hacia adentro y luego a la inversa. El rizado los miraba en silencio. Era gracioso que sus piernas estando flexionadas eran del mismo largo que las del otro completamente extendidas.
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Catorce Días (Larry Stylinson)
Romance[COMPLETO] Harry odia las reuniones familiares. Pretender que es divertido escuchar como su madre habla de sus novias o como sus abuelos discuten sobre política lo agobia. Pero un día apareció un plato más. Un chico nuevo en la mesa. De repente las...