Capitulo Dieciséis

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(Aclaracion antes de empezar: este captitulo quiza tenga errores y no todas las mayusculas correspondientes pq estoy desde el celu y es medio dificil. Also, perdon por tardar taaaanto en actualizar, ahora que estamos de vacaciones me voy a intentar poner a escribir. Mi familia y yo estamos atravesando un momento algo dificil, el duelo de mi abuelo que fallecio de coronavirus, de cualquier forma prometo seguir con la historia. En fin, espero q disfruten el cap que será lamentablemente corto- quizá demasiado, no tengo muchos ánimos)

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Harry no pudo evitar enternecerse al ver al muchacho lidiar con la máquina como si se tratara de lo más difícil del mundo, con su lengua asomándose con timidez de su boca en señal de frustración, restos de harina en su rostro y las manos llenas de algo que parecía fresco engrudo, pero el ojiverde supuso que se trataba de masa.

Louis no parecía haber notado que tenía un nuevo cliente, pues seguía con la vista fija en la caja registradora y los billetes. Harry no se atrevía a llamarlo, ni tampoco sabía como hacerlo o cómo explicar porqué estaba allí, prefería definitivamente seguir observando esa embelesante imagen. Tras unos segundos, en los que por fin el ojiazul había logrado guardar en el lugar que correspondía las ganancias, se dignó a subir la vista, encontrándose inmediatamente con unos espectantes ojos verdes que lo miraban directamente. El muchacho lo reconocío de inmediato, y no pudo evitar que un manojo gigante de nervios lo invadiera al hacer contacto visual. Lo que no sabía era que por alguna inexplicable y extraña razón, el mismo sentimiento había aparecido en el rizado.

-¿Harry?- dijo Louis dejando que su sorpresa se reflejara en la voz.

-Louis... hola- contestó-. Hola.

El ojiazul sonrió tímidamente y comenzó a limpiarse con algo de nerviosismo las manos en el pantalón.

-Que bueno que estés acá- hablo de nuevo Louis-. Digo, inesperado pero muy... agradable. ¿Por qué estas por aquí? ¿Pasó algo? No es que me moleste obvio- agregó rapido, no queria que el otro malinterpretara las cosas.

Harry se tomó unos momentos para pensar la respuesta y sin darse cuenta comenzó a fruncir la nariz. Era un gesto involuntario que lo acompañaba desde siempre. Se percató de que el otro lo miraba algo divertido e inmediatamente se sintió muy avergonzado.

-No te rías, Louis- dijo reprochándolo, pero lo único que consiguió fue que el otro estallara en una ruidosa y extrañamente hermosa carcajada-. ¡Ey! ¡Basta! ¡Yo no soy el que está empapado de harina en este lugar!- le gritó.

Louis no paraba de reirse y por alguna razón eso hizo que Harry también comenzara a hacerlo. Él nunca carcajeaba.

-¡Tienes razón! ¡Yo soy el payaso en este momento!- acordó el muchacho entre risas, mientras sacudía la cabeza-. soy bastante nuevo en esto y hoy estuve solo, Gigi ya se fue y...

-¿Gigi?- preguntó el ojiverde, a quién repentinamente se le habían acabado las ganas de reir.

-Sí, es mi compañera de trabajo. Pero ella viene solo un turno y yo estoy ambos porque necesito el dinero- habló restándole importancia el chico, logrando tranquilzar un poco a Harry. ¿Por qué si quiera se había molestado?-. Pero hoy estuve toda la jornada solo, ni siquiera me corresponde venir los domingos. Al parecer la chica a la que le toca no vendrá más y yo tomaré el día. Era la hija del jefe, por obviedad no iba a durar mucho, al perecer solo queria probar- finalizó el castaño.

El rizado tragó saliva, de repente se sentía algo triste.

-¿Trabajarás también los domingos?- preguntó tímidamente.

-Si, Harry. Es lo que acabo de decir- contestó saliendo de detrás del mostrador Louis y dejando que el otro lo vea de cuerpo completo. Tenía hasta los pantalones blancos.

Catorce Días (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora