Bueno, con suerte se sentaría en un lugar de la mesa en dónde podría evitar mirarlo fijamente.
Era esencial que no lo vuelva a mirar a los ojos en la vida, porque moriría. ¿Aquel chico será una especie de medusa? Harry estuvo a punto de convertirse en piedra cuando mantuvo contacto visual con ese perfecto fenómeno.
También era muy importante que no estén a solas, Harry no podría aguantar la verguenza. Lo había llevado puesto dos veces, en ambas lo había tratado mal y además salido, literalmente, corriendo.
Porque él ya había conseguido identificar las vans. Tampoco que fuera muy difícil. Agradecía a dios no haberlo visto a la cara la noche anterior porque no quería imaginarse lo que habría podido llegar a hacer ante él borracho.
"Se está tardando mucho en el baño" pensó.
"Porqué que siquiera me importa que hace un total desconocido en el baño" dijo su cerebro tres segundos después, eso era preocupante.
Intentó borrar todo rastro de conmoción en su rostro al entrar de nuevo en el inframundo (o a lo que la gente mayormente se refiere como comedor)
Rodeó a sus parientes, contestando a los saludos de vez en cuando, y se las ingenió para llegar a la cabecera de la mesa. Se sentaría ahí. Lo que para él era una brillante idea, había una sola probabilidad de que el otro se le siente en frente y sería más facil evitar su mirada. Harry era, efectivamente, brillante.
-Ejem.
"Ay no"
Dos segundos. Dos segundos de paz había tenido.
-Ejem- repitió esa horrible y extremadamente fina voz.
Harry respiró hondo para darse vuelta y enfrentar a lo que él consideraba el demonio en persona.
-Marco.
-Harry. Correte, yo voy en la cabecera- le dijo el chico.
-No.
Lo que menos quería en ese momento era pelear con Marco. La pelea sería totalmrnte injusta. Y no, no hablaba del nene, hablaba de él. Era obvio que perdería.
-¿Cómo que "no"?
-No- repitió Harry, aunque sabía que era cuestión de segundos para que su primo estuviera sentado ahí.
-Harold...
-Marco, me vuelves a llamar así y voy a retorcer tu larga lengua hasta que... hasta que...
"Mierda" pensó. Casi lograba formar una frase con sentido e hiriente al mismo tiempo. Era un fracaso.
-¿Qué pasa, Harry? ¿No tienes suficiente alcohol en las venas como para ganarle una discusión a un chico de diez años?
-Lo que pasa, es que Harry sabe que te largarías a llorar si completa la frase.
Él se quedó helado.
"No, no, no"
-¿Y tú quién demonios eres?- preguntó Marco. Harry lo seguía mirando, sin atreverse a dar la vuelta y encontrarse con aquel maravilloso chico.
-Oh, perdón. Olvidé las formalidades- se aclaró la garganta-, soy Louis. Un placer.
"Louis"
Harry vió su mano cruzar por su lado derecho, y se estremeció al sentir un pequeño roce. Que mierda le hacia aquel chico. Tenía una hermosa mano, un hermoso brazo... ¿qué? Eso era algo psicopata.
-Entonces Luis, ¿qué demonios te ofreció Harry para que salgas en su defensa?
-Solamente su cara.
-Y dijo que se llama "Louis" no "Luis" imbécil.
Harry se sorprendió a si mismo diciendo esas palabras y no ayudó en nada escuchar a Louis reirse tiernamente en su espalda.
Por un momento Marco quedó mudo.
-¿Te calienta este tipo, eh Harry? ¿Te haces el fuerte cuando todos sabemos que eres solo un fracasado y alcohólico maricón?
-¿Cómo dices que dijiste pedazo de...?
¿En serio estaban discuitiendo con un niño de diez años? No, no podía rebajarse a ese nivel. Ya de por sí era patético todos los sucesos de lo que iba del día como para sumarle una pelea que perdería con un estúpido niño.
-¿Sabes qué? Quédate con el asiento- dijo Harry interrumpiendo a Louis. Porque él estaba por defender a Harry de nuevo, insultando a su primo.
Marco sonrió satisfecho y esperó a que el otro se levantara para ocupar triunfal su asiento. Louis reboleó los ojos y miró exigiendo una explicación a Harry, que no se dió cuenta por estar mirando al piso.
Tras alejarse un poco, Louis se interpuso en su camino.
-¿Es una broma?- le preguntó.
Harry tuvo que guardarse la expresión de sorpresa, realmente el tal Louis era la persona más rara que había conocido. A ver, se habían conocido hacía apenas horas y el otro ya lo habia defendido y le hablaba como si fueran amigos de toda la vida.
-¿Qué?- le respondió él.
-¡Cómo vas a dejar que un malcriado idiota te pase por arriba!
Harry lo miró atónito.
-Es mi primo- se limitó a responder. No quería admitirlo, pero le generaba una sensación de felicidad escuchar que alguien hablaba de Marco así.
-Oh vamos, Harry. ¿Ahora es el momento en donde fingimos que no te mueres por pegarle una buena patada? Parece algo, demasiado molesto.
"Harry"
Un ángel había dicho su nombre, cosa que nunca pensó que le iba a pasar en la vida. Aunque la verdad era que no creía que los ángeles fueran tan mal hablados ¿Dios le dejaría? Ni idea, no le interesaban esos temas.
-¿Qué pasa?- la voz de Louis lo sacó de sus pensamientos.
-Nada.
Harry no se quería ni imaginar la cara de idiota que había puesto. Louis lo miró no muy convencido pero pareció llegar a la conclusión que era mejor no insistir.
-En fin- dijo revoleando los ojos-. No dejes a nadie más usar la palabra "maricón" como insulto, no importa que sea un chico pequeño. Los chicos pequeños crecerán.
Se dio la vuelta y alejó.
Harry quedó plasmado. Recalculando mientras lo veía caminar y sentarse al lado de su abuela. Apenas lo hizo, ella empezó a hablarle y una hermosa sonrisa se le dibujó en el rostro al muchacho. Harry podría quedarse contemplando esa sonrisa por siempre.
"Que idiotez" dijo una voz en su cabeza. Lo era.
No sabía cómo había llegado Louis allí, pero una parte de sí lo agradecía.
Lo único que el chico deseaba con todo su corazón era que no sea novio de una de sus primas, porque por alguna razón no lo soportaria.
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Catorce Días (Larry Stylinson)
Romance[COMPLETO] Harry odia las reuniones familiares. Pretender que es divertido escuchar como su madre habla de sus novias o como sus abuelos discuten sobre política lo agobia. Pero un día apareció un plato más. Un chico nuevo en la mesa. De repente las...