Catorce Días (Larry Stylinson)

Capítulo Treinta y Tres

La flor del girasol expresa la fidelidad, la amistad incondicional y el amor profundo.

Siendo regalada a la persona que amamos, nuestro sol.

-

-H-Harry....

-No, déjame terminar porque no creo tener el valor para poder decir esto en otro momento- lo interrumpió el rizado, su voz temblaba al igual que las piernas de Louis-. Ni siquiera se como decirlo ahora, pero intentaré ser lo más claro y directo posible. Yo... estoy enamorado de ti. Estoy maldita y perdidamente enamorado, nunca había sentido algo tan fuerte por nadie. Desde el primer día, cuando me chocaste a la salida del baño e intercambiamos la primera mirada, algo cambió dentro de mi. Aquí- se señaló el corazón con la mano-. Cada vez que te veía me robabas una parte, hasta que terminaste adueñándote de todo. Tu mirada... tus ojos, me los podría quedar contemplando la vida entera. Tu forma de ser Louis, es que eres tan malditamente perfecto que no puedo evitar estar a tu merced.  Jamás conocí a alguien como tú y la realidad es que creía imposible la existencia de una persona tan maravillosa.

El ojiazul no podía creer lo que estaba escuchando, temía despertar en cualquier momento y darse cuenta con tristeza de que todo se había tratado de un sueño. Porque la escena era digna de uno. Recordaba haber estado muy cansado, a punto de dormirse cuando tocó la puerta. ¿Habría alcanzado a hacerlo? Se pellizcó con disimulo, sin apartar la vista de Harry.

Para su alivio, él no desapareció.

Era real.

-Lo que me dijiste el otro día, que te aclare de una vez qué querías que seamos, me dolió pero me hizo pensar mucho- continuó el ojiverde. Estaba agitado, parecía haber terminado de correr una maratón y necesitar de forma desesperada recuperar el aliento-. Me hizo preguntarme, ¿qué quiero ser de ti? Rápidamente identifiqué que no un amigo, porque... porque me gustas tanto que no soportaría pasar el resto de los próximos años a tu lado en esa posición. Llevo noches y noches pensando, ¿valía la pena renunciar a ti? ¿Al único que me hizo sonreír después de tanto tiempo? ¿Al que me cambió? Porque Louis, me haces tan bien. Eres... eres mi felicidad. M-mi... mi sol- tragó saliva fuertemente-. Cuando estoy al lado tuyo me vuelvo mejor persona y desde que te conozco, no sé, es como que me esfuerzo por ser bueno. Es difícil de explicar, pero produces un efecto en mi que nadie había logrado. Me importa tanto lo que piensas, lo que crees de mi. Todo porque tu me importas. Muchísimo y más que nadie.

El ojiazul sentía sus ojos humedecerse, jamás le habían dicho cosas tan bonitas, y que provengan de Harry las hacía aún mejores. Pensar que todo eso cabía en su corazón... era increíble. Necesitaba apoyarse en algo, era muy fuerte lo que estaba sucediendo.

-Luego escuché a tu madre: "el hijo que yo crié no salía corriendo cuando las cosas se ponían difíciles, y era del que yo estaba orgullosa". Eso me asustó, si tu madre pensaba que no eras valiente, ¿qué pensaría de mi cuando me conociera en verdad? Porque si hay alguien en el cual el valor ocupa cada centímetro de su cuerpo, impregnado en sus venas, ese eres tú. Si hay alguien con el que uno puede sentirse seguro... protegido, es contigo Louis. ¿Y yo qué soy al lado de todo eso? Nada, porque nadie se puede comparar a ti. Pero como sé que no puedo llegar a ser tan bueno, valiente, seguro y determinado, al menos intentaré parecerme. Intentaré merecerte. Espero que con eso baste- dijo con la voz entrecortada-. Louis, me esforzaré cada maldito día por llegar a ser alguien digno de amar. Para que algún día... me ames. Iré al supermercado y tenderé tu cama. Te ayudaré a bajar las cosas y te prepararé chocolate, incluso dejaré de comprar café y aguacates porque se que no te gustan- rió con abertura, dejando que sus hoyuelos se marquen-. ¿Sabes? Me gustan las personas que empiezan mirándote a los ojos y terminan acariciándote el corazón. Definitivamente tu eres una de ellas. Alcanzaste a tocar niveles en mi que ni siquiera yo sabía que existían. Abriste cajones de emociones que estaba cubiertos de polvo y lograste atravesar todo hasta llegar a mi corazón- la sinceridad atravesaba sus palabras sin piedad. Hizo una pausa en la que tomó aire-. Desde el primer día que quiero decirte todo esto, y en serio no se porque no lo hice antes. Se siente bien.