Capítulo Ocho

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El resto de el almuerzo transcurrió relativamente normal, sin ningún acontecimiento muy especial.

Su abuela terminó de contar la historia de como Louis "mágicamente había aparecido como un héroe y le había salvado la vida". Luego de escucharla (como unas cinco veces) a Harry no le quedó ninguna duda de donde había sacado lo dramático. Cada vez le agregaba algo más, haciendo parecer que si él no hubiera estado ahí su vida habría acabado de forma muy dolorosa y segura. En la última versión, resultó que Louis tuvo que saltar por encima de un auto y esquivar otro para llegar a tiempo.  Le pareció notar que el chico estaba muy pendiente de como él reaccionaba a las palabras de la mujer, por lo que el ojiverde se esforzó lo más que pudo en mantener una expresión seca.

Terminó la comida, a lo largo de la cual Harry no había articulado más de tres palabras y Louis todo lo contrario. Cada minuto que pasaba le brindaba a Styles millones de características del recién llegado. 

Louis no se quedaba atrás. Podía notar que en el interior del hermoso chico de rizos se estaba librando una batalla de pensamientos y emociones. Le daba risa ver como evitaba su mirada. El ojiazul desviaba apropósito los ojos, haciéndose el desentendido, para comprobar con satisfacción como Harry posaba los suyos en él. Tenía ganas de dejar de fingir estar interesado y ser amable con todos los de allí y hablar directamente con Harry y conocerlo. Hacía mucho que a Louis nadie le despertaba aquel interés inmediato.

Llegó la hora de los juegos, la maldita hora de los juegos. A pesar de que al de rizos le desagradaba totalmente tener que quedarse más tiempo con su familia, ese día había algo que le decía que no era tan malo. No tenía idea de qué podía llegarlo a convencer de que no era tan malo pasar más tiempo con Marco.

-¡Tutti Frutti!- gritó Louis.

El grito agudo del enano (el cerebro de Harry lo había decidido llamar así, porque decir "Louis" en su mente le generaba sensaciones raras que no le gustaban) lo hizo volver a la realidad. Desde que habían decidido jugar al Tutti Frutti o Mercadito (¿Por qué mierda le habían puesto ese nombre?") el chico había estado en su mundo. Se dió cuenta de que ni siquiera sabía con qué letra estaban jugando.

-¡Wow Louis!- dijo Gemma- ¡Qué rápido eres!

-Juego desde muy pequeño- contestó restándole importancia-. En mi casa somos muchos y este es uno de los pocos juegos que no tiene límite de personas.

-¡Eso no es justo! ¡El chico juega desde antes que yo naciera y eso significa que lleva más años de práctica de los que yo llevo de vida! ¡Obviamente va a ganar! ¡Debería estar descalificado!- gritó Marco haciendo un puchero, ese día estaba particularmente irritante. Harry revoleó los ojos pero no dijo nada.

-Marco, por favor. En ese caso yo tampoco debería jugar porque llevo más años de práctica que todos los de aquí de vida.

Al ojiverde le sorprendió escuchar a su abuela defendiendo a alguien que no sea su primo, pero no le disgustó. Incluso le dio satisfacción ver la cara que ponía el chico.

-Empecemos- dijo Anne-. Nombres: yo puse Fabiana.

-¡Yo también puse eso!- resopló casi llorando Marco- ¡No es justo qué...!

-Flavio- dijo Gemma, interrumpiéndolo- ¿Louis?

-Felicité- contestó. A Harry le pareció notar como el rostro del muchacho se teñía levemente de algo que parecía... ¿tristeza?

-Que nombre tan raro- intervino su abuela-. Yo escribí Facundo, ¿qué hay de ti, Harry?

-Yo...

De repente sintió vergüenza.

-Yo... yo no puse nada- dijo con la cabeza gacha.

Estaba acostumbrado a no poner lo mejor de sí en los juegos para que los pequeños pudieran ganar, pero siempre sabiendo que los demás también lo hacían y no pensarían que era un idiota. Louis no sabía eso.

-Bueno, no importa- lo animó su abuela.

Siguieron compartiendo los resultados y a Harry no le dejaba de sorprender lo inteligente que era el ojiazul. Siempre ponía cosas diferentes a los demás.

-Animales.

-Foca.

-Foca también.

-Foca, es el único animal con F.

-Yo puse flamenco- dijo una cada vez más conocida voz chillona y todos exclamaron asombrados.

-Yo no puse nada- tuvo que decir por séptima vez Harry.

-Debe ser el cansancio amor- Anne le habló mientras lo acariciaba. El ojiverde la miró con una expresión bastante fea ¿Qué acaso nadie se acordaba de que nunca jugaban de verdad? Al parecer Louis sacaba el lado competitivo de todos-. Ayer Harry se quedó hasta tarde estudiando- agregó.

-Me imagino- contestó Louis mirando a Harry, casi exigiendo en silencio que le devolviera la mirada. Él no iba a hacerlo. Louis sabía que había estado haciendo Harry la noche anterior y este no tenía el valor de mirarlo directamente y ver su mentira reflejada en esos ojos.

-¿A quién le toca?

-Harry- dijo Louis-. Le toca decir el abecedario a Harry. Marco Para.

Tuvo que levantar la cabeza.

-Bien- sus ojos se posaron en Marco que lo miraba lleno de odio. Venía perdiendo, estaba enojado-. A...- siguió el resto en su mente.

-Basta.

-Ñ.

-¡Mentira!- gritó- Debería haber tocado la J.

-No, tocó la Ñ- repitió Harry.

-Creo que es muy difícil...- dijo Anne.

-¡Y de eso se trata!- animó Louis- Hay que hacer todas las letras, las más difíciles. Sino se vuelve repetitivo y aburrido.

-Me gusta esa actitud querido- intervino la abuela de Harry-. Empezamos: tres, dos, uno...

Harry miró su hoja. Siete casilleros: Nombres, Cosas, Animales, Comidas, Colores, TV, Mundi. 

Echó una rápida mirada a Louis que ya estaba escribiendo, su lengua asomaba timidamente, en señal de concentracion. Aquella escena lo que lo motivó a pensar. Revolvió en su cabeza, al fin y al cabo él solía ser el más inteligente de su clase. Comenzó a responder. Nombres, había leído en alguna leyenda uno... Ñaki. Comidas: ñoquis. TV...

-¡TUTTI FRUTTI!

Harry había completado la grilla, había gritado tutti frutti. Alguien más había gritado al mismo tiempo: Louis.

Esta vez sí lo miró, mientras todos los felicitaban, el otro también lo hacía: sonriente.

Expusieron los resultados y quedaron empatados. A partir de esa ronda el rizado comenzó a jugar de verdad, ignorando los berrinches de su primo al lado. Harry y Louis empataban, competían. El resto había completado dos categorías y los otros gritaban que había terminado.

De a poco se comenzaron a bajar, para todos se había vuelto irritante que siempre ganaran ellos. Primero Marco, luego su abuela. La última fue Gemma y terminaron jugando solo los otros dos.

De la nada eran las seis. Era hora de irse. Harry ni siquera se había dado cuenta de que había pasado jugando casi exclusivamente con Louis toda la tarde. 

Cuando Anne lo llamó él salió corriendo, sin despedirse ni hablarle al ojiazul. Fue en la puerta cuando este se les reunió otra vez. Todos estaban allí saludando. Harry le dio un beso obligado a todos, evitando a Louis. Cuando se estaba por ir rápido al auto, él lo detuvo.

-Buenas partidas. Fue divertido- dijo estrechándole la mano-. Sabía que eras inteligente.

El rizado aceptó el saludo, se la tomó pero solo por unos segundos. mirando permanentemente a sus vans.

-¿Sabes qué?- siguió Louis- Debería mirar más hacia arriba y lucir tus ojos.

Harry levantó la mirada por un momento, sorprendido, encontrándose con esos intensas y dilatadas iris azules.

-Adiós- dijo.

Se dio vuelta y cruzó la calle a paso veloz, dejando a Louis con la mano en la misma posición que hacía unos segundos, como si la suya siguiera ahí.







Voy a intentar actualizar más seguido, pero acá hay un nuevo cap. Intenté hacerlo lo más largo posible, perdón si resultó aburrido

Catorce Días (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora