Catorce Días (Larry Stylinson)

Capítulo Treinta y Nueve

uno más antes de que viaje, les mando besos :)

recomiendo que vean el video, es hermoso. (lloren dale)

aclaración: dramatismo modo on

-

"No hagas con el amor,

lo que hace un niño con su globo:

que al tenerlo lo ignora,

y al perderlo lo llora"

-

Sus labios habían quedado congelados en lo que antes era una burlona sonrisa, volviéndose simplemente la forma de su fantasma. Llorando en silencio, gritando por dentro. En su interior la felicidad y gratitud que hasta hacía momentos lo inundaban, se corrían con la cabeza gacha, dejando que la decepción creciera, comenzando a aplastar todo lo demás.

¿En serio estaba sucediendo eso?

¿En verdad lo merecía?

O quizá debía de preguntarse si en verdad había sucedido todo lo anterior. Si aquel mundo de arcoíris en el que había estado metido durante las últimas semanas en verdad había sido real, o solamente exagerado por su excelente imaginación. Porque después de todo, las señales siempre habían estado ahí, solo que él se había negado a verlas. Ella iba a comprar ropa con él, aparecía casi siempre que estaban juntos, le escribía a cada rato... los había visto besarse delante de sus ojos en aquel bar. ¿Cómo podía haber sido tan tonto? Pensar que maldecía a la chica cada vez que la veía por estorbarlos, pero quizá la persona que estaba de más allí no era ella.

-¿Novia?- dijo con un hilo de voz. Sus ojos seguían clavados en los de Camille, quién lo miraba con gesto de superioridad. Ella asintió con algo que parecía hasta orgullo-. Novia- repitió, esta vez diciéndoselo a si mismo.

Por fin se atrevió a mirar a Harry. Si la chica mentía, la respuesta la encontraría en sus ojos. Las palabras podían llegar a herir, dañar y hasta doler, pero no eran muy buenas al mentir. En realidad porque confiaban en lo equivocado, pues la mirada... la mirada siempre las delataba. Ejecutaba traición sin piedad, convirtiéndose irónicamente en una gran justiciera.

El rizado tenía los ojos llorosos y su vista clavada en el suelo. Sentía la de Louis posada sobre él, fuerte y aplastante, casi obligándolo a devolverle la mirada. Se sentía indefenso ante aquellos ojos cargados de decepción, pues sabía que con los suyos no podía ofrecer más que angustia. 

Con suma lentitud y forzándose a hacerlo, subió la cabeza. Estaba asustado y no por lo que debería. Sabía muy bien que ver la expresión del ojiazul sería peor que cualquier otra cosa. Era raro, pues la tristeza del otro parecía tener más efecto en Harry que la suya propia.

Pero él ignoraba los verdaderos sentimientos que dominaban al castaño, porque no, la tristeza no era uno de ellos. Ya tendría tiempo para lamentarse, para sentirse solo y abandonado, para recriminarse por haber gastado más dinero en una cena para Harry que para él en toda una semana. Por haberse dejado domar, y entregar su corazón a alguien que obviamente no lo valoraría lo suficiente. Había toda una vida para eso. En ese momento, lo que sentía no era más que enojo.

Sus ojos parecían estar a punto de explotar de intensidad y derramar una gran cascada de agua. Louis abrió la boca, pero lo que salió de ella no fueron sollozos, sino que una forzada y hasta hiriente risa.

-Todo este tiempo, y estuviste con alguien- dijo. Su voz temblaba, pero no le quitaba aquel tono acusador. Toda la alegría que solía transmitir, se había esfumado sin dejar rastro.