Me mantenía tumbada en mi cama ahogada en mis propios pensamientos observando la pantalla de mi móvil, teniendo la duda interna de si mandarle o no un mensaje a Will para que viniese a la fiesta que mi hermano quería celebrar. Mis padres hacía un día que se habían ido dejando toda clase de órdenes y concisas normas que debíamos seguir al pie de la letra. Entre ellas, nada de fiestas, tan solo pequeñas reuniones de amigos. Prohibido el paso bajo ningún concepto a su habitación la única que portaba una cerradura desde fuera.
De un brinco decidí salir de la cama, bajando a la planta baja en busca de Derek, quien llevaba tiempo en la cocina haciendo cosas para la maldita fiesta. Fui directa, plantándome enfrente de él.
—¿Qué preparas?
—Cocteles, solo para mayores de edad —insinuó.
—Claro... —dejé caer —¿Y de que será la fiesta? —pregunté curiosa, no sabía qué ponerme.
—Brooke ha tenido una buena idea, que todos los presentes lleven máscaras o antifaces cubriendo su cara —me informó. ¡Esa tía va a venir!
—¿Y eso por qué? —pregunté, mientras pensaba en; ¿para poder liarte sin saber quién es la persona y así joderte por una segunda vez con escusa?
—Pues para hacerlo diferente y más entretenido, y por qué nos da la gana —respondió.
—Genial —ironicé —¿Y las máscaras?
—Ese es tu trabajo en la fiesta, ve a comprar una para ti y otra para mí.
—¿Y eso por qué? —pregunté.
—Por qué no estás haciendo nada.
—Puf está bien. Cogeré dinero del sobre que dejaron.
Él solito con su aclaración de que iba a venir esa persona, me había aclarado todas las dudas de si debía o no invitar a Will y alguna amiga mía.
Agarré el móvil al salir de casa rumbo a la tienda de disfraces y fiestas. La lista que me mando Derek al móvil era más extensa de lo que pensaba. William, contestó casi de inmediato, afirmando su asistencia igual que mi amiga Bryana.
Con ambas confirmaciones, fui directa a la tienda cogiendo dos antifaces bastante llamativos para los dos, obviamente el mío destacaba algo más que el suyo.
Caminé de nuevo hacia casa observando un escarabajo rojo aparcado fuera. Me asome por las ventanillas viendo detalles en rosa, poco le había faltado para venir. Cogí aire y metí la llave en la cerradura de la puerta entrando de nuevo.
—Ya he vuelto —grité.
—En la cocina —respondió.
Camine tapándome los ojos, pasaba de ver nada ahora mismo, ni ver si se comían la boca o algo de eso tan desagradable como asqueroso. Mi hermano seguía haciendo sus cocteles en unos grandes boles y ella estaba sentada en la banqueta mirando a mi hermano con una repulsiva sonrisa dibujada en su cara.
—Hola Ash —saludó.
—Brooke —mencioné —Ya he traído los antifaces y todo lo demás —dije mostrando el contenido de las bolsas.
—¿Me lo enseñas? —pidió curiosa. De verdad que solo me dirigía a mi hermano.
—Claro —Sonreí fingidamente, mientras se lo mostraba.
—Oh es muy bonito, tanto, que es igualito al mío —contestó sacando de su bolso el mismo antifaz. ¡Oh no!
—¡Qué suerte! —ironicé.
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Un sabor agridulce ♀ (Libro)
Teen FictionLos recuerdos que retengo en mi memoria, no son todos aquellos que me gustaría recordar. Pero hay uno en especial, que se mantiene preso, que jamás quiero dejar escapar. Uno que me ha convertido en lo que soy. Junto a él. Junto a Derek...no sé cuánd...