CAPITULO XIII; CONFESIONES

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Volvíamos a estar en casa, aunque parecía que Derek tenía algo de prisa ya que nada más entrar por la puerta subió escaleras a toda prisa; como si la vida le fuera en ello. Yo, en cambio, estaba tranquila sin parar de mirar el móvil. Lamentablemente, tan solo tenía mensajes de gente que no me interesaba mucho y los de las redes sociales.

Escuché los pasos de las escaleras, alcé la mirada y vi a mi hermano con dos mochilas en cada brazo. Le mire extrañada mientras él las soltaba a mi lado.

—¿Y esto? —Pregunté curiosa.

—Si quieres saberlo deberías mover el culo del sofá de una vez.

—¿Cómo? —Aluciné, ya que no sabía a qué se debía este misterio.

—Cariño, aquí tenéis la comida. Espero que tengáis suficiente.

—Gracias mamá.

—¿Pero ¿qué está pasando aquí? ¿Alguien me lo dice de una vez? —Pregunté levantándome del sofá.

—Es una sorpresa —Confesó mi madre con ojos emocionados.

Una bocina sonó desde fuera de casa. Corrí la cortina para ver la pertenencia del sonido. Parecía que era ni más ni menos que la furgoneta de Nathan.

—Ya están aquí, vamos —Afirmó Derek.

—¿Pero a dónde y a qué? —Insistí.

—Es una sorpresa Ash. Idea de Nath —Comentó Derek.

—Está bien, pero....

Derek agarro mi brazo empujándome sutilmente hacia la puerta. Mis padres me despidieron con un beso y con un: cuida de tu hermana. Aunque no tenía ni idea aún de qué tramaban.

Camine todavía confusa hacia el coche. Del que salieron al instante Nathan y Bryana; quienes corrieron para abrazarme y felicitarme.

—¡Felicidades pequeña! —Habló Nath revolviéndome el pelo.

—Gracias Nath.

—Amiga, ¡Muchas felicidades! Ya verás qué bien nos lo vamos a pasar —Felicitó Bry abrazándome como un koala.

—¿Pero alguien me quiere decir a dónde vamos?

—Es tu regalo, nos vamos a la caleta a pasar el fin de semana.

—¿En serio? —Pregunté sorprendida. Me encantaba todo lo que tenía que ver con irse de vacaciones —Gracias —Dije todavía sin creérmelo.

Iba a ir con Derek, Nathan y Bry de acampada. Era un plan demasiado bueno para ser real, aunque, a decir verdad, prefería pasar tiempo a solas con mi hermano. Pero esto era lo mejor, podía ir mejorando todavía más mi cumpleaños.

—¿Todo listo?

—Sí —Dijo una amiga emocionada.

Bryana había cogido asiento a mi lado, mientras que Derek y Nath invadían los asientos delanteros. Bryana me miraba con ese brillo en los ojos que demostraban lo entusiasmada que estaba por este gran regalo que me habían hecho.

—¿Qué se siente al tener diecinueve años? —Demandó Nath inocentemente.

—Muy bien, demasiado bien, pero eso tú ya lo sabrás con tus veintiuno —Contesté haciendo hincapié a lo sucedido.

—Todavía sigue siendo una niñata —Incluyó el maldito de Derek.

Aun así, estaba demasiado feliz de poder celebrar el cumpleaños como para pararme a contestarle. Solo me importaba poder estar con la gente que realmente me importaba.

Un sabor agridulce ♀ (Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora