CAPITULO XI; JUGANDO CON EL PASADO

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Sentía una presión sobre mi cuerpo que hacía que lentamente abriera los ojos, viendo que la luz de mi ventana ya había entrado a mi habitación dando paso a un nuevo día.

Me toque ahí abajo instintivamente recordando lo que Derek me había estado haciendo...

Desvié la mirada observando la pierna de Derek sobre mi cuerpo ajeno a todo y dormido plácidamente ocupando parte de mí y de mi cama. Suspire al ver el gesto que mantenía, parecía tan indefenso.

—¿Estáis despiertos? —Preguntó la voz de mi madre tras la puerta. ¡Mierda!

—Yo sí, mama —Afirmé para que no entrara.

—Despierta a tu hermano que nos vamos a trabajar. Preparad el desayuno para vuestros invitados.

—Ahora voy, no te preocupes.

—Hacedlo entre los dos.

—Sí, adiós mama —Despedí rodando los ojos.

El bostezo de Derek a mi lado anunciaba que se había despertado por los gritos de nuestra madre apartando la pierna de mí y yéndose rodando a su cama contigua.

—Buenos días hermanito —Salude.

—He dormido fatal —Mencionó frotándose los ojos.

—Yo muy bien, la verdad.

—Yo no tuve mi descarga de energía —Insinuó fastidiado.

—A veces se gana y otras pues no...

—Habló...

—¡Haced caso a vuestra madre y dejad de hacer el vago ya! —Insistió mi padre y ese, asustaba algo más.

—¡Que sí! —Gritó Derek con fastidio.

Nos levantamos de la cama discutiendo quien sería el primero en ducharse. Gane, metiéndome de inmediato en ella. Entonces me quedare aquí solucionando mi problema en vez de en la ducha que es más limpio. Me susurró encaminándose a la puerta. No me importaba.

Me quede quieta bajo el agua como siempre, un buen rato. Cuando salí de ella me fui a la cocina para poder preparar el desayuno, pero no había rastro de Derek, ni siquiera lo había visto pasar a mi lado para coger la ducha.

—Buenos días —Saludo la otra voz masculina.

—Nathan, ¿qué tal has dormido?

—Bien, ¿Y tú? ¿ya estas mejor?

—Ohh sí, no fue nada, una pequeña discusión con la muñeca esa.

—No dejes que te afecte lo que pueda decir.

—Lo sé, da lo mismo. Y dime ¿Qué te apetece desayunar?

—Lo que sea, te ayudare a prepararlo.

—Gracias Nath, aunque no hace falta.

—Claro que sí, nos divertiremos haciéndolo —Dijo guiñando uno de sus azules ojos.

Entre risas y tonterías con Nath, empezamos a desordenar la cocina preparando algo de fruta, tortitas, café y zumo para el desayuno. Nath tenía ese encanto pícaro, que hacía que te divirtieras con él hicieras lo que hicieras.

—¿Enserio? Ja, ja, ja, que tonto eres —Se escucharon las voces de Brooke y Derek entrando en la cocina.

—Bueno días bello durmiente —Saludo Nath a mi hermano.

—No he estado durmiendo hasta ahora —Insinuó Derek.

—Yo lo corroboro —Pronunció esa.

Un sabor agridulce ♀ (Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora