30. EL BARCO PERDIDO Y EL FARO GUÍA

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》• Elizabeth White •《

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》• Elizabeth White •《


Me sentía tan nerviosa.

Tanto que creí que podría comerme todas las uñas en un minuto. No estaba lista para lo que venía, no estaba lista para conocer a nadie en este momento.

—¡Elizabeth! —llamó mi padre—. Vinieron por ti.

Tomé una respiración honda para calmarme y me levanté del sillón. Caminé hacia la puerta y, antes de salir, le di una ojeada a mi padre suplicando para que me acompañara.

—Suerte. —fue lo que dijo, mientras agitaba su mano.

—Para ti es fácil decirlo —refuté.

Salí cerrando la puerta detrás de mí, y en cuanto vi el coche aparcado frente a mí no pude evitar sentir que iba a morir. Mi corazón latía rápidamente a causa de los nervios.

Me di tres cachetadas mentales y me obligué a caminar hacia el coche. Me decía a mí misma que todo iba a salir bien y no tenía de qué preocuparme.
Digo… no todos los días conoces a la madre de tu novio.

—Lizzy. —saludó Jack, con una sonrisa en su rostro.

—Juky. —le devolví el saludo de la misma manera.

—¿Estás lista?

—Honestamente… no.

—No te preocupes. Seguro le vas a encantar.

—Ojalá se cumpla tu deseo.

Me dio un sonrisa reconfortante y me invitó a subir a la parte trasera del coche y luego él subió a mi lado cerrando la puerta.

Di un pequeño respingo cuando vi que en la parte del volante iba un chico. Parecía ser un poco mayor que Jack.

—Arranca de una vez que vamos tarde —ordenó Jack al chico.

—Uy, tranquilo. No por eso se va a desatar la tercera guerra mundial —respondió el desconocido, en broma y condujo.

—Sabes cuánto odia la impuntualidad mi madre.

—Mejor deja de quejarte y ten modales. Presentame a la chica.

Vi por el espejo retrovisor que el chico de adelante me miraba con interés. Ahora me sentía aún más nerviosa teniendo otra mirada encima.

—No sé por qué viniste —refunfuñó Jack por lo bajo—. Mejor fíjate en el camino que no quiero que nos mates.

—Oye, por lo menos yo también tengo derecho de conocer a la chica que tanto presumes —se defendió el mayor.

Jack pareció sentirse tímido por lo que le dedicó una mirada de disgusto. Para Jack había sido fácil agradarle y ser aceptado por mi padre, ya sé conocían hace meses. Pero yo nunca había visto a su madre sino era por fotos.

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