11. EL LAGO

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《 •Jack Williams• 》

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《 •Jack Williams• 》

-¡Ven aquí!

--¡No! ¿Por qué siempre quieres gritarme?

Esto era un día normal, en mi casa normal, con mi papá normal. Sí, básicamente cuando yo no estaba en el instituto y él no estaba en su trabajo, nuestras charlas eran así.

Me despertó a los gritos porque según él, era muy tarde para dormir y debía estar haciendo algo. Eran las doce de la tarde, y era fin de semana, era la hora normal para levantarse.

-Yo a tu edad no perdía el tiempo durmiendo hasta tarde, pero claro, tú quieres arruinar tu vida -decía desde la puerta de mi cuarto.

-¡Solo déjame dormir! Tú siempre quieres hacer de esto una guerra -dije yo desde mi cama.

Después de eso, me dio una mala mirada y se fue cerrando la puerta de mala gana. Me pasé las manos por la cara frustrado, mientras suspiraba pesadamente. El sueño ya no estaba en mí, así que decidí levantarme.

Fui directo al baño para lavarme la cara. Me miré al espejo e hice una mueca al verme. Tenia ojeras y mis ojos estaban hinchados, mi mejilla estaba tallada y mi cabello despeinado. Decir que despertaba perfectamente era mentira.

Al tratar de cepillar mi lengua, el cepillo hizo que me dieran ganas de vomitar así que escupí toda la espuma de la crema dental mientras tosía. Miré el espejo, el cual había sufrido por mi descuido y fruncí mis labios al saber que tenía que limpiar ese desastre.

Cuidadosamente limpié con papel el espejo tratando de no esparcir mucho la espuma y no hacer eso más grave.
Salí del baño después de eso y fui a mi cuarto de nuevo para cambiarme, pues solo llevaba unos pantaloncillos. Me puse una sudadera y un saco, pues tenía algo de frío y bajé a la cocina.

Mi padre estaba en la sala viendo partidos de fútbol en la TV y yo mientras buscaba que había de comer en la cocina. Por lo visto no había nada, así que tuve que prepararme un sándwich. Agradecía que por lo menos comprara comida y no nos dejara morir de hambre. Comí en la cocina para no molestarlo con mi presencia en la sala.

Iba a subir las escaleras, pero la voz de papá hizo que me detuviera.

-Michael dijo que pasaría por ti pronto -avisó.

Asentí aún así él no me viera y subí las escaleras. Busqué en mi cuarto la toalla para bañarme y estar listo para Michael.

Mientras el agua de la ducha caía por todo mi cuerpo, varios recuerdos vinieron a mi mente. Especialmente los de Elizabeth. No entendía por qué ella los invadía o peor aún, por qué me gustaba que lo hiciera.

Como si fuera arte de magia, en tan solo pensar en su abrazo el calor se hizo presente en mi cuerpo, como si fuese el suyo. Solté una pequeña risa al recordar su ridículo apodo "Juky" definitivamente, esa chica era un caso.
Luego vinieron a mi mente sus palabras "Me importas tú" e inmediatamente sonreí como un tonto. No quería apresurar las cosas, no quería pensar de más, pero se me era difícil, ella lo hacía difícil.

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