06. SU CARICIA

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》• Elizabeth White •《

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》• Elizabeth White •《

-Es que no me gusta.

-Entonces de qué quieres hacerla.

-No se.

Me encontraba con Jack en su casa hablando y decidiendo sobre el trabajo de la maqueta.

Este chico eran tan fastidioso a veces, tan indeciso que tenía ganas de pegarle en la cabeza por ponérmela tan difícil.

Llevábamos al rededor de quince minutos buscando lugares que fueran fáciles de medir y hacer para que no nos costara tanto trabajo hacer la maqueta, pero aunque fueran lo más fáciles del mundo, Jack siempre les sacaba un "pero".

-No lo sé, es que ninguno me convence -dijo poniendo los ojos en blanco.

-¿Entonces? No te pueden no gustar todos los lugares, te juro que si sigues así, yo misma lo voy a elegir sin importar tu opinión -dije ya un poco irritada por él.

El me miro con el semblante serio, casi juraba que estaba igual de irritado como yo, era como si no nos aguantáramos el uno al otro, este chico a veces me sacaba de mis casillas y yo hacía lo mismo con él.

-Sigamos buscando, -dijo mirando la libreta donde teníamos anotados varios lugares- pero a como no encontremos uno rápido, me rindo.

-Bien. -dije de mala gana.

-Hablo en serio.

Yo bufé y no le respondí, ya no quería seguir desgastando mi voz con él. Mire la libreta y repasé todos los lugares, habían unos que eran demasiados sencillos y a él no le parecía.

Cuando pensé que por fin íbamos a estar en silencio haciendo el trabajo. Tuvo que abrir la boca.

-¿Qué te parece si hacemos un baño?. -dijo el chico mirándome.

-¿Que? Claro que no, prefiero hacer la cafetería del instituto con todo y mesas antes que hacer un baño. -le dije intentando quitarle esa idea.

-¿Ves que no soy el único al que no le gustan algunos lugares?.

Yo rei sin gracia y le pegué en la cabeza con el cuaderno. Me miró mal y yo le hice una mueca.

- Jack, por una vez tómate esto en serio.

-Me lo estoy tomando muy enserio, Lizzy.

Jack comenzaba a decirme así por la noche en la que escuchó como Alana me llamaba. Él decía que era un poco infantil, solo me llamaba así con burla y para intentar fastidiarme.

Sin embargo, escucharlo decir la abreviatura de mi nombre con un tono suave y divertido hizo que me riera y dejara un poco al lado mi estrés. Este chico sí que cambiaba mis estados de ánimo.

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