16/1. HERMOSO LUGAR

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《• Elizabeth White •》

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《• Elizabeth White •》

—Hola, Lizzy.

Dos palabras. Una persona. Voz que extrañaba y a eso le agregamos muchos sentimientos.

Quedé perpleja al verlo. No esperaba verlo, no hoy. Él no sabía que hoy era mi cumpleaños, no se lo había dicho antes.

No hallaba las palabras. ¿Lo saludaba?, ¿le cerraba la puerta en la cara?, ¿fingía estar normal?,  ¿me tiraba a sus brazos?. Oh, mierda. No estoy lista para esto. ¿Debo preguntarle qué hace aquí? Debería hacerlo, pero estaba temblando, no sabía si del frío, de la sorpresa o de los nervios. Tal vez de los tres juntos.

Cuando estaba decidida a responderle alguien más se me adelantó.

—¿Quién es, Elizabeth? —preguntó mi padre viniendo hacia nosotros.

Yo no respondí nada, solo estaba allí de pie frente al castaño, sosteniendo la puerta mientras salía de mi estado de shock.

—Buenas noches, señor —saludó Jack.

Yo miré hacia atrás y me encontré con mi padre mirando al chico con el ceño fruncido.

—¿No es muy tarde para que los adolescentes estén en las calles? —preguntó mi padre acercándose.

Volví mi vista al chico quien se veía tan relajado, parecía estar muy seguro de lo que hacía.

—Sí, señor, pero soy un hombre nocturno —respondió este, con burla—. Me preguntaba si podría dejar hablar a Elizabeth conmigo un momento.

Mi rostro cambió de sorpresa a uno de confusión. ¿Por qué él querría eso? Él desvió la mirada de mi padre hacia mí. Aún su rostro estuviera relajado sus ojos mostraban la clara muestra de que no lo estaba. Sus ojos estaban vidriosos y decaídos.

—Supongo que está bien —respondió mi padre.

¿Quién eres tú y que has hecho con mi padre? Me preguntaba en mi mente.

Yo giré hacia él con brusquedad dándole una mirada amenazante.  Él solo respondió encogiéndose de hombros y yéndose poco a poco, una clara muestra de que me dejaba en libertad. Yo bufé y volví al chico que estaba de pie frente a mí.

Aún me observaba con esa serenidad con la que había tenido el valor de venir aquí, presentarse y hablarme como si no hubiese pasado más de una semana ignorándome. Como si ese día en las gradas no me hubiese lastimado.

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