En esta historia, lo natural no tiene cabida, pues se contara la vida de un hombre lobo, también conocido como licántropo, es una criatura legendaria y aún hoy, mucha gente cree en la existencia de ellos.
A pesar de la poca luz que hay, corro lo mas rápido que puedo sintiendo como la adrenalina recorrer mi cuerpo. Sin poder sostenerme caigo fuertemente al suelo al tropezar con la raíz de un árbol, el dolor se hace presente pero no le presto atención al recordar que algo me perseguía y al darme vuelta para ver si me esta siguiendo, me asusto al verlo a unos centímetros de mi.
Lo único que se me ocurre es sentarme en el suelo y recoger mis rodillas cubriendo mi cabeza en ellas. Espero ser agredida por el animal frente a mi pero no sucede, levanto la cabeza y lo encuentro sentado observándome, baja la cabeza y mi miedo hace que cierre mis ojos pero solo escucho como olfatea cerca de mi cuello, trato de mantenerme serena sin embargo pero al verlo mi serenidad se desvanece y el terror se hace presente.
Mi sorpresa fue muy grande al sentir al majestuoso animal pasar su lengua por mis mejillas, su acción me provoca cosquillas.
Pienso que esto es un sueño donde estoy viendo la luna a campo raso y a mi lado un impresionante lobo negro, en todas mis ideas siempre pensé que los lobos eras animales peligrosos y tenerlo cerca acariciando su suave pelaje, me demuestra lo contrario.
Me levanto y camino hacia la cabaña recordando que mañana iré a trabajar y como es mi primer día, no puedo fallar, no quiero dar una mala impresión, no quiero dejarlo solo pero tengo que regresar a casa.
La cabaña aparece en mi campo de visión y me doy la vuelta para dar una ultima mirada al camino por donde llegue y me sorprendo al lobo siguiendo me, es sigiloso porque no me he dado cuenta que el me seguía, me acerco a el para acariciar su cabeza.
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-Lo siento, tengo que regresar a casa, prometo verte otra vez. - me despido pero aun así el lobo permanece ahí sentado y sin pensarlo corro hacia el y lo abrazo, el calor que emana su pelaje es agradable. Subo a mi cuarto acercándome a la ventana viendo de lejos al lobo todavía ahí y lo que deseo es poder verlo mañana en la noche.
