Capítulo IX

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Fue una breve charla donde la familia Danvers se disculpó porque tenían que retirarse por su trabajo. Ese día Alex iba a pedir sus merecidas vacaciones como de costumbre y Kara debía dejar todo ordenado en Danvers Magazine para que todo fluyera correctamente en su ausencia, aunque sabía que sus mejores amigos la mantendrían informada, igual que Eve.

En cambio otras tres señoritas aprovecharon para ir a comer, un tanto incrédulas por la invitación (excepto Ruby). Aunque se sentían emocionadas por la pequeña aventura. Cuando regresaran a Luthor Corp dejarían todo ordenado para poder partir, así como Sam pediría un permiso especial para que Ruby faltara a la secundaria.

Las hermanas Danvers regresaron a la casa, conversaron entre ellas sobre la inesperada invitación de Eliza a las chicas. Sin embargo, no podían hacer nada, así de especiales resultaban sus padres. La consternada fue su hermana mayor, no paró de balbucear cosas sin sentido sobre el tema. Kara, por su parte, estaba feliz porque compartiría más tiempo con Lena.

— Alex, deja de dar vueltas por favor — resopló frustrada acostandose en su sofá. Alex se detuvo para mirarla con preocupación.

— Es que, ¿cómo se le ocurre a mamá hacer eso? — Kara rodó los ojos era la enésima vez que preguntaba lo mismo. Alex le golpeó las piernas para que le hiciera campo en el sofá.

— No lo sé, Alex. Deja de preguntar lo mismo que me duele la cabeza — entrecerró sus ojos amenazandola. Alex rodó los ojos — Además, ¿qué tiene de malo? A mi me gusta la idea de que Lena vaya — encogió los hombros aún acostada, jugando con el cojín negro.

— No me mal entiendas, Kara. Me gusta la idea de que vaya Sam y Ruby, solo que no le veo sentido a la invitación — se defendió golpeando sus piernas con las manos.

— Lena me ayudó cuando estuvimos encerradas, es lo que puedo decir de mi parte — se quitó los lentes para ponerlos en la mesita. Alex la miró fijamente rascando su barbilla.

— A eso le veo sentido, lo demás no  — recostó su cabeza en el respaldar del sofá poniendo su mano detrás de ella.

Kara tenía los ojos cerrados recordando con ligereza las pequeñas bromas que se hicieron y sonrió de forma corta.

— Ya sabes como es mamá, quizá le pareció feo excluir a Samantha y Ruby. Deja de pensar en eso Alex, disfruta más bien que estarás cerca de ese bombón como le dices — Alex suspiró  admitiendo que Kara tiene razón.

— Tienes razón, Kara — admitió esta vez en voz alta. Manteniendo sus posiciones — Deberías mandarle la ubicación de tu departamento a Lena, porque mañana saldremos temprano — dejó su posición para tomar el control remoto.

La rubia abrió sus ojos había olvidado ese pequeño gran detalle y le hizo caso a la doctora de la familia.

Al otro lado de National City, en el penthouse, se encontraba la pequeña familia Arias. Lena les había ofrecido quedarse para que volvieran a transportarse a su casa, la dirección que les indicaran.

Habían hecho una maleta más o menos, porque no tenían ni idea de cuánto iban a durar en Midvale. Seguían sin procesar lo rápido que pasó todo, hasta la misma Samantha le había dicho que era extraño que las invitaran a ellas, porque no tenían cabida en ese agradecimiento. Estuvo a punto de desistir, pero ver la ilusión de su hija no pudo declinar. Lena le insistía que dejara de pensar en eso y disfrutara.

— Tía Lena, ¿cómo crees que sea Midvale? — le preguntó curiosa dejando de lado su móvil. Recostando su cabeza el pecho de Sam.

Lena cerró su portátil para verla con una sonrisa. En realidad, ni ella misma sabe como es, porque nunca había ido.

Cuestión De Amor [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora