Capítulo XIV

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Caminaban por las calles de Metrópolis sintiéndonse diferentes, por supuesto, habían pequeñas bromas que las hacía reír. Pero todo eso postergaba la conversación que tenían por delante, tienen miedo de romperse mutuamente, el miedo es el peor factor que existe para la felicidad. Kara solo podía repasar de manera mental cómo empezar la conversación y a su vez se sentía tan bien estar con Lena divirtiéndose como antes de que los sentimientos se envolucraran o tal vez ya lo estaban desde el primer momento en que se cruzaron la mirada en la pizzeria y ese muro que había creado solo fue un reflejo de que, Lena Luthor le había llamado atención desde el principio y sonreía como loca enamorada al verla caminar tan cerca suyo, rozando sus brazos sin tener miedo de romper el espacio personal.

Por su parte Lena estaba aturdida, no solo Kara se apareció en el seminario sino que se atrevió a besarla frente a su ex novia. La señorita Danvers tiene muchísimo efecto en ella y se debía a que enamorarse de forma inesperada atribuía a eso, pensó que la CEO iba a ser otra de sus mejores amigas, sin embargo, resultó ser el más hermoso de sus casi nulos amores. Se divertían juntas, no paraban de hablar sobre algunos temas y sobretodo el respeto al silencio que se daban para no forzar nada. Solo sucedió, desde encuentro espontáneo hasta el picnic, exceptuando la parte del problema con Kara, todo había sido perfecto y sonreía ampliamente esperando que así sea para toda la vida.

— Bueno, hemos logrado sobrevivir a las calles de Metrópolis — le dijo una sonriente Kara guardando su móvil en su bolsa. Habían utilizado waze para localizar sin problemas el locar. Lena asintió con una sonrisa divertida tuvo miedo de que se perdieran.

— Así parece, señorita Danvers. Para la próxima sugiero irnos en un taxi — bromeó empujando sus lentes que estaban apunto de caer y la rubia le sonrió en agradecimiento sosteniendo su mano — Pero estando contigo no tengo miedo — le dijo mirándola profundamente a sus ojos azul mar para luego acariciar su mejilla. La señorita Danvers sonrió poniendo su mano encima de la suya.

— Si nos perdemos juntas, encontraremos la salida juntas — le susurró dulcemente bajando su mirada momentáneamente a sus labios y la pelinegra sonrió traviesamente acercándolos a ella pero en pasó de sus labios a su frente dándole un sonoro beso ahí. Kara comenzó a reírse entendiendo que era un tipo de venganza — Está bien, señorita. Por esta vez le dejo pasar esa pequeña venganza — tomó su mano y le dio un beso en la palma para acariciarle con suavidad su parte externa. La ojiverde alzó su ceja complacida por la acción de su rubia, porque prácticamente ella lo es.

— Es usted muy "caballerosa" — ese término hizo reír a la ojiazul que negaba y aprovechó para acariciar con su pulgar un poco más arriba de su muñeca. Lena no pudo resistirse y se acercó para darle un beso suave apenas rozando sus labios, pero muy sentido ambas cerraron sus ojos — Necesitamos hablar, aunque no sé si pueda hacerlo con tu presencia hace que pierda el sentido común — pegó lentamente su frente a la suya sosteniendo con ambas manos su rostro y Kara estaba sin aliento.

— Pensé que la única romántica era yo — bromeó haciendo que la pelinegra riera sin despegar sus frentes y la rubia tomó sus cintura — Solo puedo decirte que, estar contigo hace que mi gusto por el mar se quede en el olvido — Lena se separó un poco de la ojiazul para verla a sus ojos quería encontrar algún rastro de mentira, pero no halló nada — Quiero pedirte perdón por mi desfortunio cuando íbamos a hacer el amor — la miró profundamente frunciendo sus labios y la pelinegra se sentía embelesada escuchándola — Porque para mí no se trató de un asunto de sexo vacío. Para mí esa era la puerta que necesitaba abrir para darme cuenta que realmente me gustas demasiado, Lena Luthor — el corazón de ambas comenzó a latir desenfrenado y los ojos de la señorita Luthor empezaron a llenarse de lágrimas haciendo fruncir el ceño de la rubia — No llores por favor. Me duele saber que muchas de estas hermosas lágrimas fueron por mi culpa — comenzó a limpiarlas con sumo cuidado pensando que la podría lastimas y la ojiverde negó no eran de dolor sino de felicidad.

Cuestión De Amor [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora