Capítulo XXVI

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La primera vez que fueron a Midvale no conocían absolutamente nada sobre ese pequeño pueblo, es más, ni de su existencia. Sin embargo, aceptaron en silencio y con una pequeña sonrisa lo deseosas que estaban de volver desde hace casi año. Un pueblo tranquilo de mente abierta las recibió con las puertas abiertas esa vez, sabían que sería así todas las veces que volvieran eso estaba más que dicho. Lena le comenzó a tener un gran cariño a pesar de tan pequeño lapso de estadía, pero fue ahí a la orilla de la playa donde Kara y ella se abrieron para contarse todo su pasado, además de que le mostró todos esos lugares considerados por ella como importantes que la marcaron para bien o para mal. Ir a Midvale significaba para todas la esperanza de que pudiera recobrar su memoria y, esperando en Dios que la pelinegra no volviera a sufrir algún otro esguince de tobillo por una caída tonta, porque sí, planeaban volver al paintball por una revancha. Claro, lograron planear todo eso a última hora, excepto la menor de los Danvees, decidieron que no iban a forzarle más los recuerdos diciéndole lo que pasó tiempo atrás, le crearían unos nuevos en casi todos los mismos lugares y quizá con suerte logren sacar a la luz los pasados. De todas formas, todos los recuerdos positivos le vienen bien a cualquiera más tratándose de tiempo juntas siendo ellas mismas, aunque siempre lo eran, pero lo hacían con más libertad.

En todo el camino hablaron de diversos temas desde que pusieron un pie en la camioneta de Jeremiah, el tema principal que abarcaba casi toda la charla era el planeamiento de la boda Danvers - Arias e inclusive al término de juicio, la pelirroja le consultó a uno de los tantos abogados que contrató la CEO Luthor para ganar el caso de su hermana, si es posible darle el apellido Danvers a Ruby, él amablemente le aclaró todas sus dudas al respecto, por supuesto que es posible, nada más tenían que presentarse ambas al registro para iniciar el trámite. Sam cuando escuchó eso de los labios de su prometida lloró en grandes cantidades, sintiéndose completamente afortunada de poder llamarla esposa muy pronto. Los señores Danvers se sentían orgullosos de la iniciativa de su hija mayor y como era de esperarse, Eliza quería que fuera en ese pueblo, pero su esposo le llamó la atención diciéndole que eso era decisión de las futuras esposas y que ellos lo único que podían hacer era darles consejos por tantos años de casados.

Por otra parte, la señorita Luthor tenía planeado pedirle a la señorita Danvers que se fueran de viaje a Europa una semana, para volver antes de que los preparativos de la boda empezaran a concretarse, existían motivos poderosos para no faltar en ninguna parte del proceso, ya que las chicas decidieron contraer matrimonio en enero casi a finales de mes. La pelinegra quería un tiempo para ellas solas, donde disfrutaran de su amigo sin estar siempre en el ojo mediático y para no tener que lidear con algún tipo de stress por trabajos de últimas horas, la palabra trabajo se dirigía especialmente a las modelos que, siempre estarían presentes en su vida para desagrado, no por su trabajo evidentemente sino por el de su novia. Que por cierto, la ojiazul estaba un poco ausente en el último kilómetro llegando al hogar Danvers, sin embargo, miró que tenía una sonrisa cálida, haciéndola soltar un tranquilo suspiro casi desapercibido, ambas tuvieron las manos unidas en todo momento repartiendo por igual pequeñas caricias, llevaba consigo la Pandora que Kara compró para ellas el día que iniciaron su relación y esta al verla sonrió un poco tímida adivinando que se la dio en algún momento especial. También la menor de los Luthor llevaba consigo el prototipo de prótesis timpánica que si todo funciona correctamente le devolverá la audición a todo aquél que lo requiera sin tener que usar audífonos especiales. Lo llevaba porque quería y anhelaba la opinión de los suegros ni siquiera su padre lo había visto aún, eso significaba el valor y aprecio hacia ellos.

El auto se detuvo, estaban frente al hogar Danvers. Kara estuvo retraída la mayor parte del tiempo pensando en qué lo que vivieron ahí, en qué lugares llegó a visitar junto con su novia, hasta se preguntaba qué haría para divertirse con todas y en cómo lograr hacer algo íntimo con Lena, estaba entre hacer un día de campo o llevarla a cenar de nuevo. En fin, tantos pensamientos que la hicieron quedarse en silencio en medio de una conversación. No obstante, el simple hecho de que mañana sería Navidad la alegraba y mucho más porque pasaría con su familia, sí, incluía a todas, no falta agregar las incontables veces que soñó despierta teniendo su propia familia con la pelinegra y lo divertido que sería ir a comprar todos los obsequios para darles la sorpresa a sus hijos de que Santa Claus dejó los obsequios en el árbol y sonreía mirando de reojo a la ojiverde queriendo hacerlo realidad pronto, tendremos una hermosa familia, con dos hijos y un bello perro, pensó sonriendo y mirando a través de la ventana su padre ya se había bajado para abrirles como el caballero que es.

Cuestión De Amor [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora