Capítulo 27

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HEBE

—El veredicto es el siguiente —emitió el juez y yo solo pude cerrar mis ojos.

Mis manos temblaban sobre mi regazo y sentía mi corazón galopar contra mi pecho, mientras las palabras del juez detallaban todos los puntos del juicio.

Sin embargo, yo solo estaba esperando el veredicto. Aquel veredicto que se alargaba con cada frase que el juez emitía.

La descripción, de todas las pruebas entregadas en contra de René, fue dicha y evité mirar hacia dónde él estaba sentado junto con su abogado.

Durante el juicio anterior, la transformación en su cara, cuando mi abogado entregó las pruebas que Colomba había dejado me hizo sentir satisfecha.

Toda petulancia que había demostrado se borró de su rostro, solo para mostrar una mortificación que se sintió como una victoria en sí.

La forma en la cual me encaró ese día me demostró todo lo que necesitaba para estar segura de que Cristal se quedaría conmigo.

Temblaba de miedo.

La realización de sus acciones y sus palabras se hundieron en él, y como su abogado lo alejó de mí para evitar arruinar más sus cartas, fue la última confirmación que necesité para confiar en que la verdad prevalecería.

Pero eso no quitaba el nudo de nervios que se asentaba en mi estómago.

Por primera vez, toda mi familia estaba sentada en la habitación, esperando el veredicto del juez.

Macarena con Cris se habían ofrecido a cuidar de Cristal, ya que irían a comprar ropa para su bebé, y no podía estar más que agradecida por ello.

Porque cuando mi tía me dijo que quería estar cuando toda posibilidad de René de tener a Cristal se hundiera, quería verlo desde la primera fila.

Podía sentir su mirada en mi nuca.

Y también podía sentir la presencia de Esteban cerca.

No existía forma de poder agradecerle por todo lo que había hecho por mí.

Aligerando mi carga. Apoyándome. Tranquilizándome. Escuchándome. Simplemente manteniendo su presencia en mi vida que me hacía sentir acompañada.

Que me hacía sentir amada.

Esos últimos meses habían sido los más duros de mi vida. Y también habían sido los más hermosos.

Me habían demostrado que realmente era valioso para mí, dejando que otras preocupaciones menores pasaran a segundo plano.

Mi familia era lo más valioso. Toda la extensión de la palabra. Familia que podían compartir sangre conmigo o no.

El amor que tenía por ellos y viceversa era lo más preciado que tenía en mi vida.

Y gracias a ello que podía estar de pie ese día, sin haber dejado que el miedo sucumbiera en mi presente y futuro.

—En consecuencia, la decisión del tribunal de familia por unanimidad es la siguiente —dijo el juez y yo subí mis parpados, viendo su rostro serio—, se rechaza la demanda interpuesta por el demandante, René Rynselberg, contra la demandada, Hebe Castillo, por tuición completa de la menor de siglas C. R...

La siguiente jerga legal fue confusa, pero al ver el rostro sonriente de mi abogado, lágrimas se llenaron en mis ojos, y a lo lejos escuché los vítores de mi familia, que fue acallado por el juez.

—¿Significa que Cristal se quedará conmigo? —le susurré y Daniel asintió.

—Sí. La tuición completa es tuya.

Sentirse Predestinados (#3 Sentirse Viva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora