Hebe
Era una mañana cálida para ser invierno.
Los rayos de sol bañaban mi cuerpo y pasaban las tres capas de ropa que portaba, para calentar mi piel. Los pájaros trinaban en los árboles cercanos y había una tranquilidad en el área del cementerio donde estaba con Cristal.
Viendo hacia la lápida de Colomba, pude respirar un poco más tranquila luego del cumpleaños del pasado domingo.
Había estado en un estado inestable toda la semana. Mi horario de sueño se había fragmentado y solo podía enfocarme en pequeñas cosas antes que mi mente volviese a todo lo que sucedió.
Las palabras de René cortaban mis esperanzas como la hoja más letal y solo dejaba que la incertidumbre y el miedo se apoderaran de mis pensamientos.
Pero, entre toda la locura mental que había sido esa semana, la voz de Colomba volvió a mí, casi como si me recordase del más allá lo que le había prometido.
«No importa qué, no puedes dejar que René gane la custodia de Cristal. Prométeme que harás todo lo que esté en tu poder para que eso no ocurra».
Esa había sido la razón por la cual decidí visitarla nuevamente.
Las flores estaban frescas aún. Había venido con Cristal para su cumpleaños a dejarles flores nuevas y a limpiar un poco. A mi hija le gustaba ver la foto de Colomba y hablar con ella. Decía que la escuchaba desde el cielo y que no quería que se sintiera sola arriba, así que platicaba con ella cuándo podía.
En ese momento Cristal le platicaba a la foto de Colomba cómo había sido su cumpleaños.
Me senté a su lado, viendo la gran sonrisa de mi amiga encapsulada en esa foto. Su cabello rubio parecía oro con los rayos del sol y sus ojos verdes brillaban con la alegría, mientras se reía de algo que Ale le había estado diciendo cuándo le saqué esa foto.
Había sido justo el día antes de acompañarla a su primera consulta, cuando se enteró que estaba embarazada.
Existían días en los cuáles esa época se sentía toda una vida pasada. Y momentos como ese, dónde solo era como si ayer la hubiese tenido a mi lado cantando sus canciones favoritas a todo pulmón. Estando conmigo en esas noches interminables de estudio. Molestando a Ale y uniéndose a Maca en esos debates que se hacían eternos. Poniéndose al día con los rumores con Laura y haciendo reír a mí tía con Erick cuando la invitaba a casa.
Era extraño pensar en como se había vuelto parte fundamental de mí día a día y luego, de imprevisto, su corazón dejó de latir y ella se fue de este mundo. Se fue de mi vida dejándome a Cristal y un dolor profundo en mi corazón.
Se había sentido casi tan devastador como la muerte de mis padres y lo único que no me había hecho sucumbir al dolor había sido Cristal.
Todos pensaban que había sido noble de mí parte salvar la vida de Cristal, adoptandola, pero la verdad es que ella me había salvado a mi.
Mi cristal de luz.
Viendo como platicaba tan alegremente con el retrato de Colomba me hizo renovar las fuerzas.
Las cosas que René me había dicho me habían asustado. Pero yo también podía ser así si me lo propusiera.
Sacaría a la luz todos sus trapos sucios y me encargaría de que se arrepintiera de amenazarme y la integridad de Cristal.
—¿Mami? —preguntó Cristal, volviéndose hacia mí.
—¿Si?
—¿Buelo Gabliel y la buela Izabet están aquí? Quielo contales de mi cumpleaños.
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Sentirse Predestinados (#3 Sentirse Viva)
RomanceOcho años han pasado desde la última vez que Hebe vio a Esteban y, como tanto él se lo pidió, no lo esperó. Con la vida que siempre deseó y más feliz que nunca, el dolor que una vez sintió por su perdida es un mero recuerdo. Todo hasta que él vuelve...