Cachorro - ♯݊hyunho/hyunknow

Capítul☯ 5.-

El día había sido muy extrañamente bueno, demasiado para ser Lunes. Todo el fin de semana se la había pasado investigando por Internet sobre algún caso como el suyo, colo no encontró ni uno hasta se propuso hacer el mismo un vídeo experiencia o un blog.

No dudaba ser el primero y el último.

Luego descartó esa idea, no sabía nada de ello.

De todos modos no había encontrado nada que lo ayudara.

Y los doctores de la zona no pretendían hacer mucho por ayudarle.

Finalmente regresó al colegio con las manos vacías, ya Haruto le había dicho que el olor no se distinguía s menos que esté molesto, triste, o demasiado alegre; por eso mismo evitaba a toda costa sentirse así.

Pero estar neutral tampoco era fácil.

Suspiró intranquilo pasando el balón de baloncesto a sus demás compañeros de equipo, las clases se Educación Física eran sus favoritas pero ahora mismo quería irse corriendo a encerrarse a un cubículo.

Esto gracias a que suponía que por el cansancio de leo ejercicios, el olor salía mucho más fuerte, y al parecer más de uno podía olerlo.

Incluso cuando volteaba podía ver a la vieja enfermera del colegio Moontain observándolo por su gran ventana.

Aun así la profesora, que venia siendo una híbrido de canguro no le decía nada.

Ya cansado de las miradas se acercó a Felix, dejándole el balón lo menos brusco posible antes de largarse de allí sin más explicaciones.

Trató de mantenerse tranquilo, luego le diría a la profesora que su estómago había empezado a dolerle.

°[MrMockbap]°

—Fue mejor en realidad —dijo Jisung quien después de las clases le pasó el balón una y otra vez, tratando de ayudarlo con el pequeño castigo que le había dado la señora Kim respecto a su huida.

Solo asintió, Felix, quien estaba a un costado del almacén siguió.

—Más que otros días, todos teníamos la sensación que ni te podíamos tocar —mencionó aquello que había hablado con todos los demás.

Minho frunció el ceño por ello, estaba con sus amigos, podía molestarse, ¿no?

Por último se tomó con ambas manos su rostro, frotando su cara muchas veces, e importandole poco que estuviera despeinado, se fue de allí directo a enfermería.

Colocó la cara más neutral que conocía y se lanzó en una de las camillas, la enfermera pareció respingar y luego se acercó a él con una cajita en manos.

—Ten, toma uno —el menor, quien estaba con cara de no querer nada del mundo tan solo alzó uno de los dulces y se lo metió a la boca.

—Gracias —dijo en un murmullo cuando ya se estuvo mas calmado, vió a la chica que los atendía día a día y como esta iba de un lado a otro.

Por fin se percató que también había alguien al otro lado de aquella cortina blanca que le tapaba la vista a la otra camilla.

Demostrando su curiosidad, se sentó sobre la camilla, deslizando la tela para ver a una chica acostada junto a una taza en una mano, soplando así él contenido.

Ella también volteó a verlo, riendo después.

Una risa demasiado silenciosa.