5. Le temps

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Capítulo 5.

­— ¡¿Que tú qué?!—Alice exclama, casi haciendo que me cayera de la cama.

—No deberías enfadarte, digo, ahora tienes más oportunidades con Alan—contraargumento, ella sin pensarlo dos veces, toma la almohada a su lado pegándome en la cara.

— ¡No me gusta Alan!

—Sí y yo hago como que te creo.

Sus ojos ahora mismo son como el mismo fuego, su mirada es de un azul eléctrico.

Si las miradas mataran, ya estarías muerta.

— ¿Qué voy a hacer contigo?—murmura, ahora ella pegándose con la almohada.

—Bueno, soy tu mejor amiga así que matarme no es una buena opción—me encojo de hombros, ganándome otro golpe.

Auch.

— ¡Vete de mi casa!—exclama poniéndose de pie, yo la sigo

—Pero.. Hoy es noche de pizza—murmure, ella resopla.

—Mira Juls tu...

— ¡¿Niñas quién va a la tienda por refrescos?! —La Señora James, impide mi condena de muerte, gritándonos desde la planta baja.

— ¡Juliett va a ir! —grita de regreso mi amiga.

Te lo mereces.

—Eres cruel... —la miro, ella ríe, acomodando su largo cabello negro.

Siempre he pensado que Alice es muy bonita, su pelo negro combina a la perfección con sus ojos azules y su piel pálida, solo al verla lo primero en lo que piensas es en el océano, pero su carácter son como flamas del mismo infierno.

Al fin y al cabo el mar siempre ha sido peligroso cuando la marea está alta.

—Cuando regrese, nosotras tenemos una discusión pendiente—le digo, apuntandola con un dedo antes de salir.

La casa de Alice es como mi propia casa, paso más tiempo aquí que en la mía y ella pasa más tiempo en la mía que en la suya.

—Toma, Juls—la Señora James, me entrega el dinero, agradezco con una sonrisa.

—Regreso en menos de lo que canta un gallo—afirmo—. ¡Amo la noche de pizza!

—Me alegra saber que no soy el único entusiasta—el Señor James coloca su mano en mi hombro al oirme, suelto una risita.

—Bueno, ahora vuelvo.

Atravieso el pasillo, con cuadros de la infancia de Alice y algunos del pequeño Sirius que justo me espera en la salida.

—No tardó grandote—murmuro, acariciandole su cabeza y salgo lo más rápido posible para que no tenga oportunidad de correr y salir huyendo.

Es costumbre para mi caminar por las calles con mis audífonos puestos, sé que puede ser peligroso pero, honestamente, este pueblo es demasiado tranquilo y no voy muy lejos.

Daddy Issues de The Neighbourhood suena y me es imposible no cantar por lo bajo la letra.

El cielo está un poco nublado pero no creo que la lluvia me caiga encima.

Entró a la pequeña tienda, es un 7-eleven, le dedicó una sonrisa al hombre en el mostrador que claramente no responde mi gesto. No tomó menos de tres minutos y ya estoy en caja pagando los dos refrescos grandes de limón.

—Son cuatro dólares—el hombre dice, no contesto y sigo murmurando la canción mientras saco el billete del bolsillo trasero de mi pantalón, dejándolo frente al hombre.

El entiende que no hablaré con él, así que solo me da unas cuantas monedas y salgo rápidamente de la tienda.

Sigo caminando mientras mi voz se combina con el viento, pero entonces algo más se suma.

Pequeñas gotas de lluvia empiezan a caer, pero no me molesta, me parece incluso divertido... ya que la música y este momento es como un escape de esta realidad.

Me rió como una loca mientras abro la boca para probar algunas gotas de lluvia, tengo una sonrisa en mi rostro y este es uno de esos momentos casuales en los que me siento feliz.

No es que no sea feliz a menudo, pero simplemente, así es la vida, y en mi vida es normal llevar la máscara con una sonrisa. Creo que son pocos los momentos en los que me he sentido bien conmigo misma.

La música me acompaña en mi caminata y salto en los charcos de agua al ritmo de la batería.

La lluvia comienza a ser más fuerte y no quiero estar mañana enferma para cuando tenga que ir a la universidad.

A lo lejos veo el cementerio, es un lugar algo misterioso en estos momentos pero, no tengo miedo de esperar entre las almas perdidas a que pare un poco la lluvia.

I tried to write your name in the rain...

Los árboles tapan la lluvia y solo cae muy poco, me adentro hacia el fondo, entre los frondosos árboles buscando un lugar donde no sea irrespetuoso y me pueda recargar sobre algo. La luz empieza a faltar y un ambiente agradable se forma entre el olor a lluvia y el sonido del viento chocando contra las hojas.

Las personas aquí quieren ser recordadas, pero no necesariamente uno tiene que estar muerto para ser recordado en la memoria de alguien.

Que esa persona esté en tus pensamientos. Todos pensamos en alguien

A todos nos gusta recordar.

Ya sea un momento o una persona.

Estoy segura que todos recuerdan sus propias versiones, versiones que todos vemos distintas. Es todo lo que queda cuando algo ya no está. Pero eso es lo complicado... los recuerdos son completos o perfectos. Confundimos las cosas. Perdemos la noción del tiempo. Estamos en otro lugar del que nos gustaría estar y todo se convierte en un momento largo e irremediable.

La música zumba por mis oídos y todo se vuelve una misma sinfonía...

Miro a mi alrededor, las tumbas sobresalen de la niebla, y entonces es como si el tiempo se congelara por un instante. Mi mirada choca nuevamente con él... Alexis Avilar.

Está a un lado de la tumba de su madre.

—I know that you got daddy issues.

Él desvió la mirada y es cuando noto sus ojos cristalinos.

Se ve demasiado bien. Con sus ojos llorosos, su pelo negro mojado por la lluvia y su típica camiseta sin mangas manchada de lodo.

Cuando una persona está así de expuesta hacia alguien, existe un trauma desde el primer segundo en el que esa información llega a tu cerebro. La sangre que corre por tus venas se siente más pesada y tienes que tomar decisiones.

Me toma por sorpresa pero el pelinegro se acerca con paso decidido y sin esperar alguna respuesta, me rodea con sus brazos.

Me está abrazando.

Casi como si fuera un mecanismo de defensa o de amor... Está en un momento de debilidad. Buscando algo en que sentirse seguro, ya que así estamos diseñados para estos momentos.

Le devuelvo el abrazo, haciendo que mis auriculares se desconecten de mi celular. Lo chistoso es que la música no se detiene.

Así que con el ruido de la lluvia y las voces que componen la canción: el shock desaparece.

No deteniendo el tiempo pero si guardándolo en la memoria.

[...]

Traducciones:

Le temps: el tiempo.

Este es uno de los capítulos mas importantes. ¡Que emoción!

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-Fer

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