4. Décision

268 49 58
                                    

Capítulo 4.

La pared blanca de mi habitación parece muy interesante en estos precisos momentos. Es un lienzo blanco frente a mis ojos, me encantaría ser un lienzo blanco y más aún para volver a pintar esta horrible situación.

Estoy empezando a creer que el francés es un idioma malo. Sus palabras retumban por mi cráneo.

Sus palabras y su abdomen...

Tocan la puerta, haciendome sobresaltar en mi puesto, mi madre se asoma por ella. — ¡Hola hija!

—Hola mamá—murmuró cansada.

— ¿Cómo te fue en las clases?—pregunta sentándose en la cama, fruncí el ceño.

— ¿A qué clases te refieres?

—A las de la universidad, claramente... ¿Todo bien Juliett? —pregunta intrigada, colocando una mano sobre mi hombro, preocupada.

—Como siempre, ya sabes, se aproxima el nuevo semestre—le sonrió, diciendo una verdad a medias.

Noto en su expresión como eso la tranquiliza un poco.

Ella no sabe.

Ella no sabe que si decidí buscar trabajo después de ese día.

No sabe que quiero ahorrar para regresar a Francia y ver a mi abuelo.

—Que bien hija—con su mano izquierda me acaricia el pelo, sonríe.

Y entonces, lo común pasa.

Su celular suena y mi madre lo toma viendo la pantalla.

—Hija...

—Si, lo sé, contesta—digo sin interés, ella sonríe y contesta mientras sale de mi habitación.

Me alegra que sea apasionada con lo que es, en verdad.

Pero extraño a mi mamá.

Mi vista divaga nuevamente, hasta que vuelvo a ver la pared blanca.

Decisiones... decisiones.

Tomas una mala decisión y algo impensable sucede. No es que lo hagas a propósito, no quieres herir a nadie y no te quieren herir. Pero a veces pasa. Solo se cometen errores y cuando las personas se fastidian... un "lo siento" lo trata de solucionar.

No digo que pedir perdón no importe pero puedes rayar la puerta o golpearla y la madera quedará maltratada, le puedes pedir perdón, pero no volvera a quedar igual. Ya no. Entonces las disculpas no importan.

Decisiones, algunas te hacen sentir orgullosos, ninguna es perfecta porque nadie lo es, todos intentamos aprender cosas nuevas todos los días.

Espera un minuto...

Caigo en cuenta de un pequeño detalle.

Bueno creo que es un gran detalle.

Los gemelos hablan francés. Eso explicaría él porque me contrataron, supongo que todos lo hablan menos a él.

Esto se pone cada vez más raro.

Decido ver mi laptop para pasar el rato y dejar de estar viendo la odiosa pared.

O voy a caer en la locura.

Cuando entro a mi correo, noto que tengo un mensaje de la facultad.

— ¡¿Qué te hice Dios?!—exclamó irritada al leer el mensaje.

Tengo que ir a las instalaciones para inscribirme a los talleres de inicio del semestre.

Los A.A © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora