Los A.A © [✔]

31. Finalement

Capítulo 31.

Se supone que cuando uno como ser humano quiere estar solo, debe ser escuchado en lugar de ignorado.

Se supone.

Es bastante irónico la verdad. Quiero estar sola, siendo solamente acompañada por mis pensamientos y mi bote de helado.

Los humanos, las personas... no entendemos que puede llegar a ser soledad hasta que la experimentamos.

—No quiero hablar, Alan—murmuró, cubriendo mi rostro con las sábanas.

—No te estoy preguntando—me dice.

—Pues yo igual—contestó de vuelta.

—Creo que sería bueno que hablen, podrías recibir un consejo—dice Alice.

—No estoy de humor para eso.

—Si tu no vas a hablar, me estás obligando a hacerlo yo—Alice comenta.

Quito las sabanas, viéndola atenta. —No te atreverías.

— ¿Quieres ver que si?

Silencio.

—Como te decía Alan, lo que pasa es que Juliett se...

—Me voy a regresar a Francia—la interrumpo, Alan me mira atónito.

La cara de Alan pasa de confusión a tristeza con el ceño fruncido.

Suspiro. —Junte el dinero necesario para regresar.

El chico alza la mirada.

— ¿Así que solo ocupaste a mi familia por dinero?

Niego con la cabeza mientras me pongo de pie.

—No, no pienses eso de mí—lo señaló, sintiendo como mi corazón corre dislocado.

—Entonces dime...—Alan frunce el ceño—, ¿Qué es lo que debo pensar? porque parece que la historia se repite.

—Desde ya hace tiempo, quería hacerlo—murmuro—, Tu padre me contrató y admito que al principio estaba aterrada pero, cuando poco a poco fue descubriendo quienes en realidad eran... mi idea fue quedando en el aire hasta que finalmente llegó este momento.

— ¿Y qué pasa con mi hermano? Que también, por si lo olvidas, es tu novio—comenta sarcásticamente. Miro de reojo a Alice, suplicando por ayuda. Ella niega, sabiendo que debo de lidiar con esto yo sola.

—Nunca antes había encontrado a alguien que me hiciera sentir cómoda con lo que soy, siempre pensaba en lo peor hasta que llegó el. Aprendí que lo peor es una de las muchas maneras de vivir, estoy enamorada de él y me duele que llegue a pensar que soy como Grace.

El silencio vuelve, Alice me mira con tristeza, por el contrario, Alan está perplejo.

Uno no quiere hacer sentir mal a las personas a propósito, nunca lo es.

Finalmente, el chico asiente con la cabeza.

—Sácate de la cabeza que eres como Grace, Juliett—murmura, mirándome directamente.

Una ligera sonrisa apareció en mis labios.

—No sé decirte cómo Alexis va a reaccionar, pero sé que ambos quieren cumplir sus sueños, ambos encontrarán la manera, de eso estoy seguro.

Mis piernas se acercan hacia él solas, como reflejo... lo abrazo. La respiración de ambos es agitada pero de alguna u otra manera, logramos reconfortarnos.

Las pesadillas son conocidas como sueños malos que, al despertar, simplemente se van. Para mí, no es tan sencillo. Son capaces de adaptar distintas formas, en mi caso... serían pensamientos.

Nunca saber qué hacer, ni cómo hacerlo, siempre complacer a otros pero nunca a mí.

Quiero por primera vez, complacer mis sueños y promesas que alguna vez me llegue a hacer, aquellos sueños de la infancia que le susurre a las velas del pastel y le pedí a una estrella fugaz.

Como siempre, caminar hace despejar mi mente, con Sam Smith en mis oídos y sintiendo como el sol quema mi piel por la blusa negra sin mangas que escogí rápidamente antes de salir de casa.

Les debemos una a Alice y Alan.

Ni que lo digas.

Mis pies caminan solos hacia aquella casa que conozco bien... y nunca creí hacerlo.

—Juliett...—mi novio susurra al verme.

—Hola.

Su sonrisa crece y me abraza, quiero guardar ese momento en mi memoria, sintiendo el olor de su colonia y memorizando cada detalle que puedo.

— ¿Te la pasaste bien en la no luna de miel?—pregunto sonriendo, una vez que se separa de mí.

Él ríe. —Así es.

Aun con una sonrisa en sus labios, me besa. Un beso que dice mucho, es honesto. Algo que muchas chicas buscan y yo tengo, un beso que siempre me despertara de aquellos malos sueños.

—Tenemos que hablar, Alexis—murmuró, separándome.

El encarna una ceja.

— ¿De qué quieres hablar?

Trago saliva y tomó aire para decirlo.

—Tu sabes que cuando te sientes solo, lo único que deseas es volver a casa—murmuró—, Me voy a regresar a Francia.

La única manera de terminar para siempre una pesadilla es despertando de ella.

No importa lo que hagas después, todos sabemos con certeza que cuando estés finalmente cómodo y vuelvas a cerrar los ojos, la pesadilla no volverá y finalmente, después de un largo tiempo... puedes descansar.

[...]

Traducciones:

Finalement: Finalmente

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-Fer.