34. Fait mal

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Capítulo 34

Las ruedas de mi maleta chocando contra las escaleras, retumban por toda la casa hasta que finalmente bajó la última maleta hacia la salida.

Observo a mis padres en la cocina que me miran con atención, ninguna palabra sale de su boca y honestamente... no me importa.

Reviso mi celular y veo el mensaje de Alice, diciendo que estará aquí junto Amelia en unos diez minutos.

Cierro los ojos por un momento para meditar, tengo un ligero dolor de cabeza ante el ambiente tan pesado que se ha formado.

—Acéptalo, me voy a ir—comentó de manera sarcástica, acercando mi paso hacia ellos.

Mi madre que estaba mirando el suelo, levanta la mirada hacia mí, noto sus ojos tristes y como ya no generan ninguna emoción en mi.

La vida puede a llegar a ser irónica, ¿cierto? Y al final de la historia quienes menos merecen tu compasión son tus conocidos.

—No sabes lo que haces—mi padre murmura.

—Te equivocas—respondo—, sé exactamente lo que estoy haciendo.

El bufa. — ¿Entiendes que vas a dejar el lugar donde creciste? ¡Vas a abandonar a tus propios padres!

—Ella no creció aquí—mi madre le responde de repente, tomándome por sorpresa.

La miro encarando una ceja.

— ¿Qué dices?—mi padre le pregunta, confundido.

—Ella creció en Francia, ese es su hogar ¿porque no puede volver?

Me quedo perpleja en mi sitio, escuchando las palabras salir de su boca.

—Nunca estamos en casa—comienza—, siempre se la pasa viviendo en casa de los James porque simplemente nunca estamos con ella.

—Mamá...—la llamo, ella solo me mira con una sonrisa apenada ante la fulminante mirada de mi padre.

—Anoche medite las cosas—me dice—, y si te soy sincera... no pude dormir después de darme cuenta que tenías razón—afirma—. Estarás bien con tu abuelo, te está esperando con los brazos abiertos en su casa.

— ¿Mi abuelo sabe que viviré con él?—preguntó.

Ella asiente.

—No puede vivir en otro país lejos de sus padres—mi padre contesta a la defensiva viendo a su esposa.

—Sabes qué es lo mejor...—mi madre coloca su mano en su hombro, él la mira con cierto miedo en sus ojos, ella por el contrario le regala una sonrisa.

La bocina del auto de Alice me hace sobresaltar en mi lugar, veo a mis padres con una sonrisa nerviosa. —Tengo que ir al aeropuerto.

Mi madre sin pensarlo me abraza.

Quedó sorprendida al instante, hace mucho no recibía un abrazo de su parte, eso hace que no tarde en responder.

—Perdóname—susurró en mi oído, dejando un beso en mi mejilla.

La bocina de Alice vuelve a sonar y me separo de ella, mirando ahora a mi padre.

El solo suelta un suspiro y se acerca, sorprendiéndome de nuevo con un abrazo.

—Aunque me enoje y decidas irte de mi casa...—murmura—, siempre voy a ser tu papá.

Una lágrima resbala por mi mejilla, no lo puedo creer, él solo la limpia con su pulgar, sacándome una ligera sonrisa.

Los A.A © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora