Naruto

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El coche patrulla -una Ford Focus del año 2010 con sirenas y luces incluidas-, despide un olor rancio desde la parte trasera, es un olor a sudor y desperdicios concentrado por todos los hombres que han tenido que sentarse allí, desde líderes de organizaciones criminales a pordioseros que orinan en lugares públicos. Por esa razón siempre van con las ventanas abiertas, porque no sirve de nada lavar el auto, porque solo falta que un nuevo criminal suba a la parte trasera con sus manos atadas a su espalda para que el olor vuelva a aparecer, a invadir sus fosas nasales, impregnar su ropa y contaminar su espíritu. A Sasuke le tomó un tiempo entenderlo, se negaba a entrar al auto antes de limpiarlo por completo.

Al principio se tomaba el tiempo de purificar el aire en el interior del vehículo, de limpiar la parte trasera, de airarlo antes de tener que subir en el para sus rondas, incluso colgaba en el espejo del frente un aromatizante en forma de piña. pero de nada servía, el olor nauseabundo simplemente no se iba.

Un mes, ese era el tiempo que cumplía desde que se había convertido en oficial, luego de completar el año reglamentario en la academia. Vestía un uniforme azul acompañado de unas botas lustrosas y brillantes, la placa de hierro brillaba también, poderosa y reluciente desde un costado de su cinturón.

Se había hecho policía con el propósito de encontrar el asesino de sus padres, un tipo del que solo recordaba sus ojos, rojos y llenos de odio.
Tomaría su tiempo, cada paso era necesario para completar su cometido, estaba seguro de tener la paciencia necesaria para esperar. Pero el olor del coche, ese olor que se le quedaba pegado a la nariz, que no podía olvidar incluso en la noche en su cama, le hacía dudar, dudar de su paciencia y resistencia. En ocasiones pensaba que todo sería mas fácil si simplemente se infiltraba a una organización criminal y empezaba a hacer preguntas a todo el mundo, alguien debía saber algo.

Empezó el día muy temprano en la mañana recién salió el sol. Organizó su cabello lacio y rebelde tratando de que no se cayera todo en su frente, no tuvo mas opción que ponerse la gorra. Frente al espejo dio un último retoque a su camisa antes de salir por la puerta. Escuchó las instrucciones del capitán para el día y salió junto a su compañero en el coche con la intención de patrullar la zona. Esa era su tarea diaria por ahora, responder a las llamadas de emergencia fuere cual fuere, solo hasta que logre hacerse notar por un superior para empezar su ascenso hasta la unidad de homicidios, dónde por fin será un detective con la autoridad suficiente para poder hacer su investigación privada.

Su compañero, un tipo alto y grande que da la sensación de peligro al primer vistazo pero que en realidad es un gran oso de peluche, disfruta de escuchar baladas en español en el coche, las tararea con entusiasmo y finge ignorar el entrecejo arrugado del Uchiha. No era que la música no le gustará, pero sumados al tono desentonado de su voz, al olor nauseabundo del coche y además al calor sofocante del verano, hacia que compartir su turno de patrullaje junto a él fuera un poco exasperante. Pero Juugo era comprensivo, tanto como para disfrutar de su música solo por poco más de media hora, antes de apagar el viejo radio y escuchar la música solo en su cabeza. Lo sabía, porque Juugo a pesar del silencio seguía movimiento su garganta al ritmo de alguna canción mientras tocaba el manubrio con sus dedos al ritmo de un tambor. No sabía cómo él había llegado a convertirse en policía, ni cuáles eran sus aspiraciones dentro de la fuerza. Era un tipo demasiado cálido, demasiado amable para ser policía.

El radio se encendió luego de que hicieran una parada para comprar café. Primero se escucha una interferencia, seguido de un pitido que les indica que la voz de la mujer esta por escucharse, ella -casi siempre es una mujer sin nombre, dependiendo del turno puede ser una voz tierna y amigable o seca y tosca-, desde la central es la encargada de darles sus tareas diarias. Son los primeros en dar respuesta a cualquier llamada que entre a la línea de emergencias, ellos y toda su unidad. Si tienen la suerte de estar cerca serán los primeros en llegar. Sasuke necesita de eso para hacerse notar, ser el primero en llegar. Esa era la verdadera razón por la que le gustaba el silencio en el auto, no quería que el balbuceo de Juugo le quitará la oportunidad de llegar primero. Luego de escuchar lo que la operadora tenía por decir Juugo arrancó, Sasuke encendió las alarmas y se encaminaron rumbo a la dirección indicada.

CulpableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora