Secretos

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Tal como lo prometió lo primero que hizo Naruto al llegar fue prepararle una taza de café. Luego de quitarse el buzo Naranja y de dejarlo descuidadamente sobre el sofá fue hasta la cocina, y como si estuviera en su casa preparó el café y la cena, de nuevo, con lo poco que encontró comestible en las alacenas. Sasuke acababa de volver por lo que no había tenido tiempo de ir al supermercado y comprar algunas cosas que sirvieran para llenar sus alacenas. Pero Naruto, como si fuera un mago, había logrado preparar algo con lo que quedaba de lo que habían comprado en su visita al supermercado, de los días que estuvo quedándose en su casa.

Sasuke tomó con ambas manos la taza humeante de café; absorbió su aroma y se embriago en él. En el Sonido había vuelto a acostumbrarse al desastroso sabor del café de la greca y lo había tomado tanto que creyó tontamente que ya no tendría necesidad de volver a tomar ese café costoso de empaque especial que Naruto preparaba. Naruto le estaba creando una necesidad de su café, de esa forma, tal como lo había hecho en la cafetería, podría manipularlo para que lo llevara con él.

Cenaron y charlaron. Naruto tenía la facilidad de llevar conversaciones triviales todo el tiempo, estaba hable que hable y hable de esto y de lo otro, siempre sonriendo y moviendo sus manos alrededor como si le hiciera falta la teatralidad para explicar de lo que hablaba. Pero no era que hablara de algo importante, como el dije, sus amigos o Itachi. No era que Sasuke quisiera oírlo hablar de Itachi, y Naruto no parecía muy interesado en traer su nombre a la mesa tampoco, pero si le hubiera gustado saber más de la relación que mantiene con los integrantes del clan de las nueve colas, saber porque ellos tomaron un riesgo tan grande por él, una operación de la que habían salido muy mal parados, por que, como Naruto lo había dicho, ya tenían la vida arreglada. Pero Naruto no. Sasuke no iba a decir en voz alta que consideraba que su vida era un desastre, que claro que lo era, incluso si no estaba huyendo Naruto no tenía nada, y no hablaba de las cosas materiales, hablaba de una motivación en la vida. Pero decirlo en voz alta lo haría ponerse a sí mismo sobre el ojo del huracán, ¿acaso su "motivación o proyecto de vida" era mucho más valioso que cualquiera que pudiera tener el rubio? No. por esos sus pensamientos se los guardaba solo para sí, debía dejar de subestimar a Naruto, dejar de temer por él. Y mientras pensaba en eso, mientras Naruto hablaba sobre como el viejo del Ichiraku había contratado a Konohamaru para que lo ayudara en su ausencia, esa urgencia de alejarlo, esa necesidad de protegerlo volvió a apoderarse de él. Y como si vomitara volvió a echarlo de su casa.

—Deberías irte. —Naruto guardó silencio al verse interrumpido por semejante petición. Sasuke lo miraba fijamente y pudo adivinar en su rostro el miedo que estaba sintiendo. Sabía que de nuevo la muerte de Ino le estaba rondando la cabeza, y el miedo que a él pudiera pasarle lo mismo lo carcomía. Pero en realidad no tenía como hacerle creer lo contrario, él solo debía superar esos miedos, no podía prometerle que nada le iba a pasar, siempre había sido muy consciente del peligro—. No entiendo qué haces acá y a que estas jugando, este no es un problema que te incumba, de ahora en adelante yo me haré cargo de Itachi, tú sigue con tú vida, cumple con los proyectos que él te ayudó a planear y no te detengas. Sigue adelante, y no mires hacia atrás. Vete.

—Pero no quiero. —Sasuke en medio de su verborrea se había levantado y caminando hasta la sala había tomado las cosas de Naruto sobre el sofá y se las alcanzó. Naruto las recibió dejándolas esta vez sobre el suelo a un costado de ambos—. No voy a irme, ni de aquí, ni del lado de Itachi, ni del tuyo.

Sus ojos azules lo miraron llenos de brillo y de vida y Sasuke se sintió un poco cohibido por ellos, envidiando un poco no tener la misma fortaleza de echarlo como él para quedarse. Le dio la espalda, sin saber que decir, Naruto se acercó y sin abrazarlo lo tomó por lo hombros y lo obligó a girarse de nuevo.

—Quieres que te cuente una historia —tomándolo de las manos lo llevó hasta el sofá y se sentó junto a él—. Cuando nos encontramos en el bar, y tú apellido salió de mi boca en medio de un insulto, yo ya sabía quién eras. Es cierto que me tardé un poco en darme cuenta, es decir, no eras más que un rostro familiar, pero Itachi y tú son muy similares, así que logré hacer la asociación al final. El caso es que, no tenía cómo saber que eras tú, Itachi no me había hablado antes de ti. Pero hubo una ocasión, recién empecé a juntarme con él, se metió en un problema en la organización, no relacionado con lo de tus papás, fue otro asunto. Total que sabía que ellos se iban a poner sobre él. Así que un día que yo me colé en su casa llegó súper acelerado a buscar cosas en los armarios y eso, como a deshacerse de algunas cosas. Ese fue uno de esos días en los que se enojó mucho conmigo, por que estaba invadiendo su espacio en un momento peligroso, pero siempre vale la pena —dándole la espalda, busco en el buzo que traía puesto su cangurera— Ese día, entre las cosas de las que busco deshacerse había esto —estirando las manos le alcanzó un sobre con dos fotos en su interior—. Supe que eran importantes para él porque, pues, las había conservado hasta entonces y lo dudó mucho antes de botarlas. Por supuesto me las arreglé para recuperarlas, pensé que tendría la oportunidad de devolverlas algún día. Pero cuando vine aquí y vi que no había nada de tú familia, de él, ni siquiera una foto tuya en realidad, pensé que él estaría feliz si tú las tenías, me convencí de que sería un buen regalo para ti.

CulpableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora