Culpable

Rapto

—¿Qué pasa contigo, por que me sacas de esa forma?

Naruto lo seguía jalando con fuerza por los pasillos de la clínica, llamando la atención de enfermeras, médicos y pacientes a su alrededor. Cuando al fin llegaron al primer piso Naruto se detuvo. Sasuke arregló sus ropas y se percató que estaba lloviendo. No había pasado más de una hora desde que había ingresado a la clínica, pero el cielo estaba mucho más oscuro que la última vez que lo miró desde la habitación de Itachi. Se palpó el bolsillo de la chaqueta con la cajetilla de cigarrillos y sintió deseos de fumar, pero sabía que Naruto se iba a enfadar si lo hacía. Sintió a Naruto estremecerse a su lado por el frío, a pesar de que estaba más abrigado que él. Entonces entraron a la cafetería. Naruto pidió un Milo y él un expresso americano. Naruto estaba visiblemente nervioso y parecía incapaz de mirarlo a los ojos.

—Mientras ustedes hablaban recibí un mensaje de uno de los guardias. Al parecer Kakuzu está por llegar —había vuelto a ponerse la capucha cubriendo el cabello y las gafas. El día anterior no se había dado cuenta pero las gafas a pesar de no ser oscuras parecían disimular un poco el azul cielo de sus ojos, por lo que disimulaba un poco su apariencia. No era un disfraz perfecto sin embargo lograba distraer un poco a quien no estuviera familiarizado con él. A Sasuke no, por supuesto, durante la vigilancia se había acostumbrado a todas sus facetas, además estaba su aroma, ese que lo hacía sentirse como una bestia a punto de entrar en celo.

—¿Por eso estás asustado? —Naruto lo miró sorprendido.

—Kakuzo debe estar detrás del accidente, lo sé, Itachi lo sabe, él ha estado detrás de su cabeza desde que ingresó en la organización. Pero le prometí a Itachi que te mantendría lejos de él.

—¡Me estás diciendo que en este momento está en peligro real, y que simplemente nos vamos a hacer a un lado y esperar!.

—Él estará bien, lo conozco mejor que tú.

En ese momento Naruto desvió la mirada de la puerta principal a la que Sasuke le daba la espalda. Más nervioso que antes si puede decirse. Sasuke giró con cautela para poder verlo. Era un tipo alto, imponente, visiblemente fuerte y de apariencia tosca y desaliñada a pesar del traje costoso con el que viste, todo un mafioso. Entró con fuerza y las personas a su alrededor se alejaron dando paso, ni siquiera se anunció en la recepción. Sintió un dolor en el pecho cuando lo vio ingresar en el ascensor. Estaba de civil, ni siquiera llevaba su arma encima. Naruto respiraba con dificultad y se mordía los labios. ¿Iba a dejar que simplemente fuera por su hermano? Cuando intentó levantarse Naruto le tomó la muñeca con fuerza.

—Siéntate —le ordenó en un susurro. Sasuke volvió a hacer el intentó de zafarse, pero entonces todo se tornó peor. Detrás de Kakuzu iba Torune, compañero ocasional de Yamato, detective de la unidad de homicidios y antiguo miembro de Raíz. Sasuke ya de pie se quedó viéndolo cuando entraba detrás de Kakuzu al ascensor. Él lo vio con una sonrisa de medio lado y mientras se cerraban las puertas, con un gesto de la mano apuntó hacia él simulando un disparó, el estruendo de un rayo a su espalda y su similitud con un fogonazo lo hizo estremecer—. Itachi estará bien, te lo prometo, no se dejará vencer tan fácilmente. Por ahora debemos irnos.

—No voy a ir a ningún lado.

El teléfono al interior de su chaqueta empezó a sonar. El mismo número desconocido del que Itachi lo había llamado.

—Parece que no podremos terminar nuestra conversación. Te voy a pedir que cuides de Naruto, sé que no se están llevando muy bien, pero por el momento esa es una tarea que no podré cumplir adecuadamente.

—¿Por qué estás despidiéndote?

La llamada se cortó sin que pudiera recibir una respuesta de su parte. Intentó salir de la cafetería pero Naruto continuó evitando que avanzara. De un momento a otro empezó a sentir que todo iba muy mal, podía sentir el aire pesado y la gente buscando donde ir, los guardias empezaron a moverse de forma errática. Algo estaba pasando y Naruto no le permitía moverse. Sintió su corazón latiendo con fuerza. Apenas acaba de reencontrarse con él y ya iba a perderlo de nuevo. Miró directo a los ojos a Naruto y este, como si leyera sus pensamientos, lo abrazó con fuerza.