Culpable

IRA

Enojado como estaba, fue directo a la comisaría. Aún era temprano, a penas si el sol lograba ponerse por encima de él. Dio vueltas alrededor de la entrada, saludó a algunas personas, pero no fue capaz de entrar. ¿Que debía hacer? No era capaz de encontrar una respuesta lógica a la cantidad de preguntas que se había agolpado una sobre otra en su cabeza. Nada tenía sentido. Sentía el pánico invadiendolo de a poco, cada vez con más furia y descontrol. Se sentó en la acera de enfrente, tratando de controlar sus propias emociones.

El casco de la moto colgaba libremente del espejo retrovisor de la moto, el rayo de sol pegaba con furia sobre el parabrisas y el reflejo causado por el sol pegaba sobre el suelo, lo que lo calentaba violentamente. Una pequeña hormiga que pasaba por ahí quedó atrapada en el rayo reflejado, se quemó en cuestión de segundos. Sasuke observó la escena sin sentirse conmovido, en ese punto sentía que nada que pasara en frente suyo causaría un gran efecto en él.

Un rato después vio a Ino cruzar la entrada, era la hora del almuerzo y siempre salía a comer dos cuadras abajo en un restaurante de comida ejecutiva. Volvió a coger el casco y la siguió, no quería tener que encontrarse con Sai también, solo quería tener la oportunidad de hablar con ella. Para su fortuna Sai nunca apareció en escena y él pudo entrar al restaurante tras su espalda. La vio tomar asiento, esperó que el mesero se alejara para poder asercarse a ella, le tocó la espalda con la mano antes de dejar el casco sobre la mesa y sentarse frente a ella. Ella pareció sorprendida, pero al mismo tiempo emocionada de verlo.

—¡Sasuke!... días sin verte, qué sorpresa.

—Si, me encomendaron una misión muy importante, por eso no he tenido tiempo de venir.

El mesero se acercó con el plato de comida para Ino. Sasuke no tenía deseos de comer nada, pero ella insistió y solo un par de minutos después el mesero estaba de nuevo junto a ellos con un plato de comida para él. Desde que había empezado su vigilancia a Naruto, a duras penas había podido tener un plato de comida decente, a excepción del desayuno que se daba frente al restaurante del viejo Ichiraku todo eran comidas preparadas en la calle, desde perros calientes a pinchos de carne y demás cosas parecidas, con bebidas azucaradas y gasificadas de todo tipo, y por supuesto enormes raciones de su preciado café, que para su desgracia no siempre era de su completo agrado. Tenía en frente una base de arroz, acompañado por un pescado bañado en salsa de soya, una ensalada y lo que parecía ser croquetas de yuca, acompañados por un plato de sopa. Su estómago rugió con fuerza ante el olor de la comida. Dio el primer bocado en silencio, sintiendo el pánico de las últimas horas agolpado en la boca de su estómago. De repente sintió deseos de llorar. Había sido engañado, traicionado y sobre todo abandonado, por la única persona que no debió nunca, dejarlo solo. Pero sus lágrimas no tenian permitido salir tan fácilmente de su cuerpo, ni ahora, ni antes, ni después. A la mitad de la comida, y en medio del silencio volvió a levantar el rostro para encontrarse con Ino. Ella estaba distraída mirando su celular mientras intentaba al mismo tiempo comer a un ritmo constante pero prudente. 

—¿Con quién hablas?

—Con Sai. Quiere que vayamos a cenar esta noche, ¿puedes creerlo? por supuesto, esto es todo gracias a ti y a que consiguieras el número para mi.

—Me alegro de que se estén llevando bien —ella continuó mirando su teléfono sin prestarle mucha atención—. Ino, hay algo que necesito pedirte. —ella dejó de comer para mirarlo fijamente—. Esta vez no puedes decirme que no.

—Sasuke, yo… sabes que no puedo.  

—Lo sé. Pero me estoy quedando sin tiempo, necesito ver qué dice la investigación.

—Ya te dije lo que es importante, nada de lo que está ahí va a servirte para nada.

—Entonces qué sentido tiene ocultarlo. Por favor. Te lo voy a deber toda la vida.