Culpable

Aliado

Cuando Juugo se fue, Naruto le ofreció a Sasuke una de las casas donde solía ocultarse, aunque sabía que esos sitios estaban en riesgo. Si Itachi había estado vigilando como él creía que lo hacía lo más seguro era que tuviera la ubicación de sus escondites. Akatsuki para ese momento seguro ya había destrozado su apartamento, sus archivos y sus registros, por lo que cabía la enorme posibilidad de que ya tuvieran las ubicaciones. Sasuke le pidió las direcciones y Naruto se las dijo una o una, o al menos las indicaciones de donde quedaban. Sasuke dudó, en su mayoría estaban en el centro, territorio de Akatsuki, y las más lejanas no parecían muy seguras. Pero tampoco podían permanecer en el restaurante el resto de la noche, necesitan descansar, recuperar fuerzas para así poder pensar en un plan. Estaba la opción de un hotel, pero no llevaba consigo suficiente efectivo para que su nombre no quedará en los registros.

Su celular sonó, de nuevo era un número desconocido. Respiró hondo, nervioso de no saber quién estaba del otro lado, para su sorpresa era Kakashi, que lo llamaba según él de una línea segura. Ya habían encontrado algunas infiltraciones entre su sistema, entre ellas estaba la línea telefónica del equipo de seguridad del presidente y algunas líneas de la policía, entre ellas su línea personal por la que solían comunicarse, lo que rápidamente explicó cómo la fachada de Itachi había empezado a desmoronarse, luego de, como había dicho Obito, él empezara a seguir a Naruto, pues Naruto lo había dirigido hasta él, y así se había dado cuanta que estaba vivo. Su nombre entonces salió de sus labios a través de la línea telefónica de Kakashi, a la que Akatsuki tenía acceso.

Les dio la dirección de un local cerca de donde estaban, donde podrían pasar la noche. No era un lugar seguro —le había dicho Kakashi— pero les permitiría al menos pasar la noche, mientras encontraban un lugar mejor.

Llegaron en poco tiempo. Se trataba de un bulevar comercial a un costado de la carretera, por la misma vía del restaurante en la que había parado pero más cerca de la ciudad. Por la hora el lugar estaba casi vacío, a excepción de los guardas de seguridad. Según las instrucciones de Kakashi debían presentarse ante el guardia del parqueadero, quien les permitiría ocultar la moto y pasar la noche en uno de los locales. Naruto hizo un gesto de disgusto al conocer el nombre del bulevar, pero por el momento no dijo nada. El guardia los llevó hasta la puerta de servicio de uno de los locales; les indico que no debían moverse del área administrativa y que por ningún motivo podían pasar al local; luego se fue.

Sasuke recorrió los pasillos del área administrativa y dio un vistazo rápido al local donde no debía ingresar. Todo parecía en orden, seguro al menos. Las oficinas tenían un área de descanso con algunos sofás bastantes cómodos. —Mejor que el de tú casa. Comentó Naruto. Quien luego de inspeccionar algunos cajones y escritorios encontró mantas con las que arroparse. También preparó café en la greca. Sasuke se acomodó en un sofá cercano a la puerta, por si debía reaccionar rápidamente.

—¿Vas a continuar con lo que Itachi empezó?

—¿Su conversación? Sí claro, pero... no sabría por dónde empezar, preferiría que me preguntaras lo que quieres saber.

—Me gustaría empezar con sus nombres. ¿Quienes lo ordenaron? ¿Quién disparó? a quien dice que mató —Naruto abrió los ojos sorprendido, sí que tenía claras su inquietudes, y él no estaba muy seguro de poder responder con claridad todas sus preguntas, sabía apenas lo que Itachi le había contado, y las cosas que había ido escuchando andando con él— ¿Lo sabes?

—Algunas cosas. —Luego de que le alcanzara una taza de café caliente se acomodo a sus pies, a pesar de que ya había escogido un sofá y unas mantas para él. Le levantó los pies y luego de sentarse los acomodó sobre su regazo, para su sorpresa Sasuke no opuso resistencia— Tus padres, y la muerte del presidente Hashirama, fueron ordenadas por la misma persona. ¿Has oído hablar de Nagato, verdad, Líder de los seis caminos? pues él tiene un hermano menor, Yahiko. Él tipo era considerado una escoria dentro la familia de Nagato, no era muy bueno en los negocios y parecía estarse metiendo en problemas todo el tiempo. Su padre murió muy jóven y les heredó el clan de Akatsuki, al parecer Nagato quería limpiar el nombre de la familia a través de los Seis caminos y dejar su historia criminal. Pero Yahiko no, y era alguien bastante impresionable, por lo que cuando se vio acorralado por Hashirama planeó su atentado, con participación de Raíz en Konoha. A pesar de no ser apto tenía muchos seguidores, aquellos que querían o necesitaban que el negocio familiar perdurará. La muerte de Hashirama causó un rompimiento en la relación de ambos hermanos, pero a medida que las investigaciones de tus padres avanzaban Nagato entendió que no se iba a poder librar de salir salpicado de las malas decisiones de su hermano. Por lo que, según sé, ambos hermanos se reunieron. Nagato no ordenó la muerte de tus padres, le pidió a Yahiko que se entregará y que a cambio se iba a asegurar de no terminar con el negocio familiar para que los socios no los mataran, sabía que entregar una cabeza tan poderosa calmaría las aguas y haría que las investigaciones se detuvieran. Pero Yahiko hizo lo que quiso y a sus espaldas le ordenó a unos de sus hombres que viniera por tus padres esa noche. Por supuesto todo se tornó peor. Empezó una cacería de brujas en el ejército, buscando el traidor que había dado la ubicación de tus padres. Cuando lo encontraron y lo torturaron supieron que se había tratado del mismo Yahiko quien había dado la orden. En ese entonces el gobierno que había reemplazado al de Hashirama le ordenó a Nagato que entregara voluntariamente a su hermano, como en un símbolo de buena voluntad, de lo contrario las probabilidades de que él y los seis caminos salieran ilesos era muy baja. Nagato lo hizo, tomó las riendas de Akatsuki y lo entregó al ejército. Desde entonces Akatsuki y los Seis caminos son lo mismo, por eso los cabecillas del clan son los mismos que manejan las empresas. Fue la forma que encontró de calmar a ambos bandos detrás de su cabeza, a los cabecillas de los clanes afiliados a Akatsuki y a los gobiernos aliados del Sonido.