¿Qué pasa cuando tú amor de la infancia viene a visitarte después de casi 10 años sin haber tenido contacto? Pues nada, a menos que ese amor sea tu primo.
Isabel ha pasado por algo muy duro que cualquiera chica puede pasar. Ser engañada. La gran di...
Tengo ganas de hacer sufrir a alguien, qué loco (~ ̄³ ̄)~
Fin de la nota de la autora.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tyler
La incomodidad que se siente en este momento es increíble, no es que haya un silencio, realmente mis padres hablan con mis tíos y ríen de algunas cosas. La incomodidad está en Isabel, mi hermana y yo.
Guadalupe se guarda su opinión de todo, ha estado muy triste desde que llegó, intenté preguntarle varias veces qué había pasado y solo me respondió un "Nada". Lo que más me molesta es que el idiota de su novio no me ha contestado desde la anterior semana y estoy seguro de que él tiene algo que ver en su enojo-tristeza.
—Deja de mirarme a mí —susurra antes de levantar su vista y me sonreirme—. Mejor preocúpate de tu novia que no ha tocado ni un solo bocado —alzo mi mirada hacia Isabel, sus lindos labios rosas en una línea recta, su comida totalmente desordenada en el plato y ella sin importarle que alguien le esté viendo.
Ahora qué mierda hice.
—Isabel —hablo sin pensar en las personas a mí alrededor. Ella levanta la cabeza dándome la atención igual que su pequeña hermana y mis padres, Fabio solo suspira y sigue comiendo—. Debes comer algo.
Y nada, ella solo pone los ojos en blanco antes de levantarse de la mesa. Fabio no dice nada y mi tía solo niega hacia mí.
Ellos vuelven a una conversación en donde alagan a mí hermana de lo bonito que es su cabello, toco su hombro dándole a entender que me voy. Ella solo me ignora y sigue comiendo.
Veo a Isabel caminar más rápido que yo, sale de la casa y inmediatamente comienza a correr.
¿Estas jugando conmigo o qué?
Siento como alguien me agarra del codo y no necesito girar para saber quién —¿Necesitas algo? —pregunto soltandome bruscamente—, ¿Por qué siempre te metes en problemas ajenos?
—Solo estoy protegiendo a mi amiga —me giro para mirarlo, el tal Francisco me vuelve a agarrar del brazo—. Deja de molestarla, tu novia está aquí, ¿Tan cara dura eres?
Frunzo mi ceño —¿De qué mierda me hablas? —ahora es él quien frunce el ceño. Y ahí es donde me doy cuenta que hablan de Guadalupe—. ¿Por qué todos piensan que Guadalupe es mi novia? Mierda, es mi hermana menor.
Su rostro palidece. Suspiro. —Es mi hermana, eso es lo que le iba a explicar a Isabel —él asiente— ¿Ahora podrías soltar mi mano o te gusta?