Capitulo 16.

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Isabel

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Isabel

— ¿Cómo rompiste el espejo? —mi papá estaba frente a mí con una correa en manos.

—Si te digo me vas a pegar.

— ¿Cómo rompiste el espejo? —volvió a preguntar.

—Amor, Isabel aún no está bien —Marcia cogió la correa de las manos de mi padre— Vamos cariño, sólo es un espejo —mi padre asintió y me miró

—Ve al cuarto de Tyler —fruncí el ceño.

— ¡¡PAPÁ!!

—No me grites. Estas castigada —cogió la correa y la levantó.

Salí corriendo hacia el cuarto de Tyler.

Abrí la puerta y entré. Él estaba con un libro en manos, levantó su vista y enarcó una ceja.

—Mi papá me mandó aquí, están arreglando algo en mi cuarto —no dije más y me senté en una silla frente a su cama.

—Está bien —siguió leyendo. Pasaron varios minutos cuando me di cuenta que el veía mi pijama, me removí incomoda.

¡ESTO ES INCÓMODO!

Deja el libro al lado, no apartaba la vista de mi. Mátame Dios. Se removió y me miro a los ojos. Aparté mi vista.

— ¿Y qué hay de tu vida? —no lo mires Isabel, no lo mires—. Ah, que bueno —me removí en la silla, este chico quiere matarme—, ¿Quiere hacer algo? —no respondo.  Lo que él quiere es agobiarme— Mmmm, interesante. Me gusta la idea —puto odioso.

Volvemos a quedar en silencio, me removí por tercera vez, piensa en algo bonito.

Él ya no me miraba. Idiota estúpido, si me hubieras dicho que tenías novia no me hubiera fijado en tí.

Se levanta de la cama y abre la puerta. No me dejes sola. —¿Quieres que te traiga algo? —una explicación por favor. Negué y salió del cuarto azotando la puerta.

—Yo debería estar enojada, no tú —me levanté de la cama y me acerqué a un portarretrato en su mesa. Estaban su papá, una señora y él—. Te ves tan tierno, si no te conociera diría que eres un ángel.

Seguí caminando y me acosté en su cama. Huele a él.

Me levanté. Mierda, a mi qué me importa que huela a él. Guacala. Me volví a acostar.

Alce mi vista al techo. Había una mancha ahí —Sucio —miré hacia la otra mesita y había un trapo saliendo de uno de los cajones. Me giré quedando boca abajo y abrí el cajón. Había algunas cosas, auriculares, un libro, toallas de papel.

No quiero saber para que usa esa mierda.

Abrí un poco más y miré el dichoso trapo rojo. Miré hacia la puerta. Aún seguía cerrada.

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