Capitulo 23.

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Autora:

Aviso que el capítulo puede ser un poquito subido de tono, si quieren adelantarte toda esta parte puedes hacerlo, no te afectará en nada :3.

Tyler

— ¿Cómo estás? —pregunto en la llamada a mi hermana. Camino de un lugar al otro sin dejar de pensar en lo que me dijo Isabel. Quiero y necesito hablar con ella, necesito aclararle que mi princesa es mi hermana y no mi novia.

La escucho suspirar antes de hablarme —Si te soy sincera, mal. No soporto estar aquí, cada día se pone peor la cosa. Mamá pasa casi todo el día fuera para evitar a tu papá, y él solo piensa en el trabajo.

>>Estoy preocupada, Tyler. Si se separan, ¿Qué será de Reagan? Él aún es muy niño.

—No pienses en eso, mejor dime cómo te va con el Puto —intento cambiar un tema que a ella le guste.

Pero al parecer no fue así, se queda callada, tan solo escucho su respiración. Intento volver a hablar pero ella cuelga.

— ¿Qué mierda? —intento llamarla de nuevo pero no contesta.

Princesa:
Jaja, se cortó la llamada. Tengo que hacer algunas cosas, hablamos después.

Dejo el celular de lado, quizá esté ocupada. Me acerco a la mesita de noche y busco mi pañuelo rojo. Ese pañuelo me lo dio mi mamá cuando comenzamos a llevarnos bien, es muy importante para ella y para Guadalupe. Pero sorpresa, el pañuelo no está.

—Mierda, yo lo dejé aquí —saco todo lo que hay en el cajón pero no encuentro nada. Salgo del cuarto al de mi tía, entró sin tocar y la encuentro tejiendo, me aclaro la garganta llamando su atención-. Tía, ¿No viste un pañuelo rojo vino?

—Toca la puerta antes de entrar —suspiro fastidiado.

—Tía, se me perdió un pañuelo que me dio mi mamá —ella levanta la vista con el ceño fruncido—. Lo tenía en un cajón y ya no está.

—Pero si lo dejaste ahí, ahí debe estar —niego—. Entonces lo cambiaste de puesto, ve a buscar bien, nadie a entrado a tu cuarto... —se queda un momento pensando hasta que vuelve a hablar—, puedes preguntarle a Isabel. Ella ha estado en tu cuarto.

Asiento y salgo del cuarto corriendo. Dudo mucho que ella tenga mi pañuelo, pero prefiero salir de la duda. Corro hasta su cuarto y entro sin tocar, gran error.

—Guau —exclamo viendo sus pechos para nada pequeños. Ella en un movimiento rápido se tapa—. Esconder el tesoro es bastante desagradable de tu parte —sonrío.

—Vete, idiota, me estoy probando ropa.

—No me molestaría ayudarte —entro del todo al cuarto y cierro la puerta. Me estoy pasando, pero poco me importa.

—Te dije que no volvieras a entrar a mi cuarto —afirma con una sábana en su pecho—. Vete antes que papá entre y nos mate —aleja su vista de mí. Fabio se fue hace ya bastante, quiero decir pero me aguanto, veamos cuan interesante se puede poner esto.

Me acerco de poco hasta donde ella está, cojo su cintura y la arrastro hasta mi cuerpo.

¿Qué mierda me estás mandando, Guadalupe? —pregunto cuando veo los 4 PDFS que me mandó ayer.

Son libros para que aprendas a ligar —ella sonríe mandándome un beso.

¡Niña, son libros Eróticos! —exclamo enojado, mi hermana no puede estar leyendo esto. Ella se encoge en hombros y cuelga la llamada.

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