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Capítulo 14.

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Les invito a leer la Ficha de Personaje al final del capítulo. Es una de mis favoritas ꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡

Tyler

Incomodidad, así definía mi vida en este momento. Isabel estaba en mi cuarto mientras le arreglan algo en el suyo.

Y lo que es aún peor, estaba en pijama. No era la primera vez que la veía en una, pero esa es pequeña y me incomoda.

— ¿Y qué hay de tu vida? —ella no me miró—. Ah, que bueno —se remueve en la silla—, ¿Quiere hacer algo? —no responde— Mmmm interesante. Me gusta la idea —lo sé, soy un odioso.

Volvemos a quedar en silencio, un funeral es más ruidoso que este momento. Bueno, no.

Me levanto de la cama y abro la puerta, prefiero irme a quedarme con una chica que no quiere ni verme — ¿Quieres que te traiga algo? —ella niega. Salgo y cierro la puerta tras de mí.

Estoy molestó, muy molestó, no entiendo por qué se comporta así. Si ella me dijera fuese diferente, intentaría arreglar las cosas, pero ella no me permite hacerlo. No me da razones, está peor que mi hermana en sus días.

.... ¿Estará en sus días? Quizá por eso es bipolar. Eso tiene más sentido.

Bajo las escaleras encontrándome al tal Francisco sentado en unos de los muebles de la sala.

¿Y esté que hace aquí?

— ¿Qué haces aquí? —pregunto.

—Nada que te interese. Puedes irte por dónde viniste.

Rio —Yo vivo aquí.

—Y yo trabajo aquí.

—Me vale mierda. Puedes irte.

—Mira niñito lindo, yo trabajo aquí y no vine para verte la cara de culo que tienes.

Nuestro segundo encuentro y odio a este chico. ¿Por qué? La respuesta es fácil, Isabel.

— ¿Y crees que yo quiero ver la tuya? Deja el recado y vete.

—Quiero hablar con Isabel y me voy —será idiota.

—Ella está muy ocupada conmigo en este momento. Puedes venir mañana.

Se levanta mirándome con odio —Me voy a su cuarto entonces —idiota.

— ¿Quién te crees? Te he dicho que ella está ocupada conmigo.

—Mira, a mí me vale muy poco tus celos. Quiero verla porque me siento mal emocionalmente y necesito un apoyo. Y dudo que tu quieras serlo.

— ¿Y si comenzabas por eso?

—No tengo porqué darte explicaciones.

— ¿Te gusta Isabel?

— ¿Tú qué crees?

—Creo que debes irte —enojado paso por su lado y me dirijo a la cocina—. Maldito hijo de su grandísima madre y de su grandísimo padre, que tiene abuelos y un perro —resoplo repitiendo las palabras que usa mi hermana cuando se enoja—, ¿Cómo se atreve a preguntarme qué es lo que pienso? ¿Acaso lo acoso o busco en su vida privada? —me recuesto en el mesón. Que fastidio.

— ¿Celoso? —me giró y encuentro a mi tía. Gracias a Dios que fue ella y no Fabio.

— ¿Qué dices tía?