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Tonto corazón.




"¿Por qué tienen que estar ellos acá?" dice molesta la niña.

"Porque tu obaa-san nos invitó" responde el castaño con indiferencia mientras se lleva los fideos de su ramen a la boca y comienza a masticar con una mueca de burla hacia su compañera.

"Es grandioso poder pasar un rato con usted más allá de nuestro entrenamiento princesa. Es un honor tenerla tan cerca. Es usted la más bella flor que puede existir en el mundo" dice el rubio viendo a la azabache desde el otro extremo de la mesa mientras le hace ojitos.

"¿Siempre fuiste tan verborragico? Y ya les dije que no tienen por qué llamarme princesa"

"¿ver-verbor ¿Que?"

"Lo que la princesa quiso decir" se vuelve a burlar el castaño "Es que si siempre fuiste un estupido charlatán" el castaño le explica.

"Ah puede ser mi madre suele quejarse mucho de eso, dice que es porque estoy creciendo. Mi obaa-san solia decir que se me iba a pasar pero hasta en su funeral no paraba de hablar contándoles a los invitados como sin querer un día había visto sus pechos por entrar a su habitación sin permiso, sólo porque me habían dicho que les cuente alguna anécdota con mi oba-saan que en paz descans-" el chico podría seguir hablando pero su compañero, Eiji, le mete fideos en la boca cuando ve la oportunidad. Al rubio le brillaron los ojos al sentir el gusto de la comida "Esto es magnífico, estoy encantado Kaiyo-sama"

Sus dos compañeros lo miraron con una gota en la cabeza impresionados que aún siga hablando con la boca llena.

"Gracias cariño" esta dice mientras pone en un florero  unas rosas blancas.

Rosas que al verlas Futaba bufa. Ella se había encargado de tirarlas a la basura, como todas las que llegaban a la puerta de su casa. La Asahi al principio las ignoraba dejándolas en la entrada de su casa, pero con el tiempo comenzaron a acumularse porque ni la mayor las recogia de allí, ante ello la niña comenzó a tirarlas al tacho de basura sin tener compasión. Había sido reprendida por su abuela, los Asahi no debían rechazar algún regalo de la naturaleza y menos cuando se tratan de rosas tan hermosa como esas. Futaba la ignoro y siguió la acción por cada vez que aparecían rosas blancas en su puerta. Hasta que a su abuela se le ocurrió volverlas a recoger y ponerlas en agua para después dejarlas en medio de la mesa donde; desayunaban, almorzaban, merendaban y cenaban. Justo como en ese momento, la mayor deja en medio de la mesa, en donde los tres niños Asahi almuerzan, las flores que habían aparecido aquel dia.

Eiji se puede dar cuenta de la mirada de asco que le da a aquel florero su compañera. Él frunce su ceño y sonrie malicioso entendiendo un poco la situacion.

ASAHI FUTABA - Hatake Kakashi |Naruto|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora